Forman parte de los 100 Semilleros creativos coordinados por el Sistema Nacional de Fomento Musical, en el marco del Programa Cultura Comunitaria

La cita es el próximo sábado 22 de junio en el Salón de actos de Tziscao, comunidad del Municipio Las Margaritas, Chiapas

Más de 50 niños originarios de las comunidades de Tziscao, Chiapas, y Guaxacaná, Guatemala, convencidos y guiados por su maestro de música tradicional de que no hay mejor resistencia al olvido de su cultura que el abrazar sus costumbres y tradiciones, reproduciendo los cantos, los sones, las danzas, la gastronomía y trajes tradicionales, revelando el rostro y corazón del pueblo chuj −asentado entre México y Guatemala−, se reunirán en un concierto de música y cantos tradicionales, que se realizará en el Salón de actos de Tziscao, Chiapas el próximo sábado 22 de junio.

ensamble maya chuj2Danzas como la de Li Wakax Poop (toro de petate) o torito somatón – típico en las fiestas decembrinas− y la del Venado, así como los rituales originarios que realizan los chuj −nativos de esa etnia− para conectarse con su nahual (fuerza que anima los diferentes días que marca el calendario maya conocido como Tzolkin), cantos y demás danzas que integran la cosmovisión de este grupo étnico serán interpretados por el Ensamble Tradicional Chuj Yal Nab´il Ko Mam Kicham (en español, Herencia de nuestros ancestros).

A decir de su maestro Arturo Tapia y de Cyntia Ortiz, coordinadora operativa de este Semillero, uno de los 100 coordinados por el Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM) en el marco del Programa Cultura Comunitaria que encabeza la Dirección General de Vinculación Cultural, se trata de una actividad artística en la que se materializarán todos los procesos académicos, lúdicos y comunitarios que llevan a cabo en las clases grupales con los niños, niñas y adolescentes de ambas comunidades.

“Este concierto es la presentación de este nuevo rumbo que han tomado ambas agrupaciones musicales comunitarias, ya que antes los niños que tocaban instrumento no cantaban y viceversa; el objetivo en la actualidad es rescatar la música y cantos originarios del pueblo chuj y al mismo tiempo impulsar, a través del ejercicio instrumental y coral, el sentido de pertenencia de las nuevas generaciones, quienes habían mantenido cierta distancia de sus costumbres y tradiciones por diversos motivos”, explica Arturo Tapia, quien cursó sus estudios profesionales en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

Desde hace cuatro años se ha trabajado arduamente bajo la rectoría del SNFM, puntualizó Tapia. “Métodos de estudio, repertorios y didáctica enfocada al desarrollo integral del sector infantil y juvenil de las entidades o municipios vulnerables siempre ha sido la premisa de trabajo de las agrupaciones musicales comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical, así como la vinculación con la sociedad en general y el involucramiento de las familias de los niños beneficiados por este programa, porque la idea es que a través de la práctica musical ellos se desarrollen y también sean agentes de transformación en su comunidad”.

Un estudio de Fernando Limón Aguirre, investigador del Colegio de la Frontera Sur, señala que el chuj es uno de los 30 pueblos mayas reconocidos y por ende comparten algunos rasgos que lo reafirman, el primero se encuentra en el idioma, sobre todo en el binomio con el que se le define como maya–chuj, su adscripción a las demandas y luchas sociales y políticas del pueblo maya en Guatemala, así como en su asociación y reivindicación con un número significativo de pirámides, templos o basamentos de épocas antiguas (la mayoría del posclásico).

Sin embargo, tanto Arturo Tapia como Cyntia Ortiz apuntan que dicha cultura no es muy conocida, incluso entre sus descendientes, la migración hacia otros lugares ha provocado que sus costumbres poco a poco queden en el olvido. “No todos los habitantes de Tziscao hablan la lengua chuj, incluso les daba pena o miedo reconocer que pertenecían a dicho grupo”, señala Ortiz, quien, satisfecha, comparte que, gracias a la dinámica de este ensamble, las habitantes de Tziscao y Guaxacaná han despertado su interés por conocer sus raíces.

“El 22 de junio el público se percatará de cómo hoy día los niños y sus papás ya no tienen pena de reconocerse chuj, incluso ya portan su indumentaria tradicional con mucho orgullo. Antes, utilizar el capixay (especie de abrigo) hecho de lana de oveja de color marrón o negro, era poco común; o que las niñas se hicieran un Ch’umil (peinado chuj, que enrolla su cabello con un rebozo en forma de moño) era impensable”.

En este sentido, Arturo Tapia, cuya madre es chiapaneca, y padre oriundo de la Ciudad de México, reconoce que la práctica musical ha movido la cotidianidad del Semillero (agrupación musical), el de ambas comunidades (Tziscao y Guaxacaná) y el de él y la coordinadora operativa, ya que ambos se han dado a la tarea de buscar y acercarse a los músicos tradicionales que aún quedan, para conocer de viva voz y descubrir los rasgos distintivos de la música tradicional chuj.

Al respecto, señaló queg el objetivo de los Semilleros creativos que coordina el Sistema Nacional de Fomento Musical, en línea con el proyecto de trabajo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, es crear espacios que fomenten la participación de niños y adolescentes como agentes culturales, no solo como públicos, a través de la formación artística, que detonen diálogos creativos entre estas poblaciones y otras generaciones.

“El valor de la sal negra, como mineral curativo; así como el respeto que los chuj le expresan a la tierra, su naturaleza y los seres que la habitan, a través de sus danzas, cantos y música, lo hemos ido descubriendo de la mano de los maestros Juan Hernández Xunaxap y Tomás Santizo, músicos tradicionales chuj, quienes nos han asesorado en cómo se debe interpretar el repertorio tradicional, subrayó.

“Todos (maestro, coordinadora, niños y padres de familia) han tomado talleres de lengua y música tradicional Chuj; y próximamente de asistirán a uno de bordado para que el vestuario de los niños sea lo más apegado a los originales (comprarlos es muy caro), explica Tapia. “Nuestro objetivo después de esta presentación es hacer una antología con toda esta música y danza, dejar testimonio de su existencia, así como material de estudio para que estas pervivan a través del tiempo, queremos honrar esta cultura, que reviva a través del canto y música de estos pequeños”, concluyó.

La cita para disfrutar de este concierto donde estos niños, niñas y adolescentes dibujarán el rostro de la cultura maya-chuj se realizará el próximo sábado 22 de junio a las 17:30 horas en el Salón de actos de Tziscao, comunidad del Municipio Las Margaritas, Chiapas. (Boletín)