Herminio González Reyna, residente de la localidad de Ciénega de González –donde viven unas 500 personas–, afirmó que el gobierno del estado, encabezado por Samuel García Sepúlveda, de Movimiento Ciudadano, no los ha apoyado, y aunque recientemente visitó el área, “sólo fue para la foto, pues ni siquiera habló con los pobladores”, muchos de los cuales ya consideran la posibilidad de emigrar, “pues no hay fuentes de trabajo”.
González Reyna, en representación de lugareños, advirtió que el agua que se extrae de los pozos profundos tiene un tono “negruzco”, con sedimentos de ceniza, por lo que solicitó que se haga un análisis “para descartar cualquier riesgo”.
Sobre el secretario de Desarrollo Regional y Agropecuario del estado, Marco Antonio González Valdez, afirmó: “Nada sabemos de él. No se ha parado por aquí”.
El más reciente incendio en esta zona duró 25 días, del 24 de marzo al 18 de abril, y “al terminar quedó un paisaje desolado, sin fuentes de empleo, por lo que la gente empieza a emigrar a Monterrey y otros municipios, incluso a Coahuila”.
Entre las comunidades perjudicadas se encuentran, además de Ciénega de González, La Nogalera, Laborcita, La Escondida, El Lobo, San Juan Bautista, San Isidro, Laguna de Sánchez, Tejocote, Lagunilla, El Venadito, Guacamayas, San Sebastián, El Terrero y La Jacinta.
Herminio González explicó que los pozos donde se ha detectado “agua negra” tienen una profundidad de entre 50 y 60 metros, y no se perciben olores extraños.
Insistió en que la crisis económica en dichas demarcaciones ya es insostenible. “Ya no hay agricultura” a pesar de que la Sierra de Santiago era famosa por la producción de manzanas, duraznos y otras frutas, así como flores.
“Tampoco hay ganadería, pues carecemos de agua hasta para las necesidades más indispensables y tenemos que pedir a vecinos, pero a la larga se cansan.”
Una opción era el turismo de aventura, “pero ahora ni eso”, pues está prohibido el paso en muchos de los lugares donde se practicaban el ecoturismo y deportes extremos.
Añadió que los incendios forestales dañan cada vez más el parque nacional Cumbres, área natural protegida que abarca 177 mil 395 hectáreas en la parte norte de la Sierra Madre Oriental.
Raúl Rubio Cano, activista e investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León, refirió que además del “acicateo del cambio climático”, ya son “36 años de feroz neoliberalismo que ha azotado nuestras montañas, gran fábrica de agua de la zona metropolitana de Monterrey”.
Recordó que “en 1939 el presidente Lázaro Cárdenas declaró la creación del parque nacional Cumbres de Monterrey para mantener el equilibrio hídrico de la región y que a pobladores e industrias no les faltara agua; sin embargo, poco ha importado saldar esa deuda del recurso, que explotan las industrias refresquera, cervecera, acerera, papelera y demás”.
Aseguró que mucha de esa agua se exporta y que 80 por ciento de la que se consume en Monterrey es para las industrias y el 20 por ciento restante para la población. “El saqueo ha sido atroz. Sólo un pueblo organizado podrá parar la destrucción”, recalcó.