Durante su conferencia, mencionó que es preciso que declaren todos los testigos y se concluya porque no hay que olvidar un juicio, pero se actuará con responsabilidad y sin ocultar nada. Sin embargo, destacó que le llamó la atención la testificación del ex embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, quien llegó a México en el año más violento del gobierno de Felipe Calderón y vino a sustituir a Carlos Pascual, diplomático que se confrontó con el entonces presidente.
No es posible que a pesar de la estrecha e íntima relación que tenían las agencias estadounidenses, dijera que sólo le llamó la atención el acuario de García Luna.
Wayne estuvo en México “en 2010, el año de más violencia, más enfrentamientos y asesinatos, cuando se elevó como nunca el índice de letalidad. ¿Cómo que no se enteró de nada. Nada más convivió con García Luna, pero hay que esperar. A lo mejor también está contemplado como testigo Pascual, que a ese le tocó cuando el enfrentamiento en donde perdió la vida en el combate el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva y como a la semana de eso, a uno de los marinos que había participado fueron un comando y asesinó a toda su familia”.
Sin embargo, dijo que habrá que revisar lo que salga del juicio porque “no queremos tomar decisiones sin la reflexión, el análisis y buscar siempre contar con pruebas. Para no fabricar delitos".