La directora del organismo perteneciente a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Alejandra López, consideró que al menos un tercio de la población que vive en las inmediaciones de Don Goyo nació después de la contingencia de 1994 y no tiene información precisa sobre la actividad volcánica ni cómo actuar en caso de una erupción mayor.
Advirtió que es claro que la actividad volcánica no ha cesado y, por eso, no basta con mantener en buen estado los caminos y carreteras que se han designado como rutas de evacuación ni reiterar en los discursos e informes oficiales la evidente insuficiencia de transporte para sacar a la gente de la zona de riesgo ni el mal estado de los albergues. Lo que se debe hacer, afirmó, es revisar el plan de emergencia del Popocatépetl.
Recalcó que no sólo la población en torno al volcán ha cambiado en estas tres décadas, sino también algunos de los integrantes de las instituciones oficiales y organismos académicos que analizan la conducta del volcán.
El Cupreder fue el centro que ayudó a diseñar las rutas de evacuación de la zona de riesgo del Popocatépetl hace casi tres décadas.
Por su parte, Carlos Tovar, investigador del centro, señaló que son normales las emisiones que ha presentado el volcán en las semanas recientes y explicó que la caída de ceniza se debe a la fuerza y orientación de los vientos que han soplado principalmente hacia la región de Cholula y la capital poblana.
El Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred) reportó el martes al mediodía que durante las últimas 24 horas, mediante los sistemas de monitoreo del volcán Popocatépetl, se detectaron 141 exhalaciones acompañadas de vapor de agua, gases volcánicos y ceniza, además siete explosiones menores, y se registraron 274 minutos de tremor de baja amplitud.
El Cenapred explicó que las explosiones que ocurren en el Popocatépetl o en cualquier volcán activo están acompañadas de señales sísmicas y sonoras, estas últimas registradas mediante detectores de presión o con micrófonos. Es posible llegar a escucharlas con diferentes niveles de intensidad, dependiendo de factores atmosféricos al momento de los eventos o por las condiciones morfológicas del cráter.
Aunque indicó que se trata de un fenómeno normal y no necesariamente es un indicativo del incremento de la actividad volcánica, alertó que “persistirá la actividad de exhalaciones, explosiones y emisiones de ceniza” por lo que el semáforo de alerta volcánica permanece en amarillo fase 2.
En la condición actual del Popocatépetl, caracterizada por la formación de pequeños domos de lava, y su posterior destrucción mediante explosiones principalmente de tamaño menor a moderado, es probable que en los próximos días o semanas la población cercana al volcán perciba estas fases audibles.