El programa, en coordinación empresa SC Johnson y la organización argentina Edupas, arrancará en los estados de Oaxaca, Tabasco, Chiapas, estado de México y Guerrero al ser considerados los más vulnerables, pero también llegará a otras entidades, entre ellas Sonora y Chihuahua, debido a la presencia de casos en prácticamente toda la república.
José Antonio Monroy, director general de CRM, informó que la colaboración en la campaña no solo contempla al voluntariado tradicional del organismo, sino que colaboran todas sus ramas, entre ellas la de juventud. Destacó la base de 40 mil voluntarios que trabajarán directamente en ella, “no solo los dedicados al control de riesgos, sino también nuestros paramédicos”.
Por su parte, Luis Manuel Hernández, vicepresidente de SCJohnson, explicó que el aumento de casos producidos por el mosquito Aedes aegypti se debe a los cambios radicales del clima, pues “veníamos de una sequía extrema donde no teníamos agua y la población tenía que almacenarla”, pero manifestó que a esa necesidad se debe sumar “la educación de cuidar las medidas para prevenir estos impactos”, derivados de la generación de criaderos. Además añade que esta época de lluvia es más agresiva que en el pasado y se espera una temporada activa a nivel de huracanes.
Mosco pequeño, grandes problemas
Carlos Frener Figueroa, presidente de la CRM, expresó que el mosquito vector es un “animal pequeño que crea enormes problemas”, a través de las enfermedades de dengue, chikungunya o zika.
Destacó que cuentan 500 delegaciones en el país, “no hay un punto casi en la república que no esté cerca una delegación o base de Cruz Roja, de un lugar donde nuestros voluntarios se pueden transportar de llevar un mensaje de prevención, de salud, de ánimo”.
Además, manifestó que “hay que ir a la sierra, a los campos, a las áreas pesqueras, a los lugares donde normalmente este insecto se reproduce y causa mucho daño y aveces esas gentes no llegan ni siquiera al auxilio de la salud”.
Resilencia comunitaria
El director general de CRM manifestó que la institución entiende la necesidad de fortalecer las capacidades comunitarias. Una comunidad fuerte “tiene necesariamente que contener factores en donde las poblaciones entiendan y conozcan sus riesgos y sepan cómo recuperarse después de un impacto”, no solo emergencias climáticas, sino también en temas de salud.
Destacó que la CRM pasó de ser reactiva a preventiva, “nos hemos dado cuenta que salvamos más vidas trabajando previamente con nuestras comunidades, educando y trabajando en dos vías, puesto que los pobladores también “ (nos) enseñan mucho de las problemáticas que viven y nosotros aprendemos a saber colaborar con ellos”.