Tras destituir al ministro Christian Lindner, del partido Demócratas Libres (FDP), se espera que Scholz encabece un gobierno en minoría, ya sea en solitario o con los Verdes, el segundo partido más grande, sobre la base de mayorías parlamentarias circunstanciales.
El fracaso de la coalición tripartita de Scholz pone fin a meses de disputas sobre la política presupuestaria y el rumbo económico de Alemania, en los que la popularidad del gobierno se ha hundido y las fuerzas de extrema derecha y extrema izquierda han crecido.
Requerimos un gobierno capaz de actuar, que tenga la fuerza para tomar las decisiones necesarias para nuestro país, comentó Scholz a la prensa.
Añadió que cesó a Lindner por su comportamiento obstruccionista en las disputas presupuestarias, y acusó al ministro de anteponer el partido al país y de bloquear la legislación por motivos espurios.
Lindner replicó que Olaf Scholz provocó una ruptura calculada y expuso: su declaración cuidadosamente preparada demuestra que el canciller ya no estaba tratando de llegar a un acuerdo que fuera viable para todos, sino más bien en una ruptura calculada de esta coalición.
Lindner añadió que sus socios de la coalición, los socialdemócratas y los verdes, no aceptaron sus propuestas para intentar atajar la crisis ante los desacuerdos por el agujero de mil millones de euros en los presupuestos y la crisis económica.
Aseguró que Scholz pidió en última instancia que suspendiera el límite de la deuda consagrado en la Constitución. No podía estar de acuerdo con esto, afirmó el destituido titular de Finanzas.
La medida se conoció horas después del triunfo de Trump en la carrera a la presidencia de Estados Unidos, con Europa intentando dar una respuesta unida en temas que van desde posibles nuevos aranceles estadunidenses hasta la guerra de Rusia en Ucrania y el futuro de la Organización del Tratado Atlántico del Norte.
La crisis de gobierno llega en un momento crítico para Alemania, con una economía en declive, una infraestructura envejecida y un ejército no preparado.
Una sacudida política podría avivar la creciente frustración con los principales partidos alemanes en beneficio de movimientos populistas más jóvenes, como la ultraderechista y antinmigrante Alternativa para Alemania (AfD).
El ministro de Economía, Robert Habeck, de los Verdes, hizo antier una importante concesión al FDP, al afirmar que los fondos que iban a usarse para subvencionar una nueva fábrica de chips de Intel podrían servir para tapar el agujero presupuestario.
En caso de que Scholz pierda la moción de confianza tendría que disolver el Parlamento. La fecha de las elecciones estaba fijada para septiembre de 2025.