Las autoridades birmanas declararon una semana de luto nacional y sus banderas ondearán a media asta "en señal de compasión por la pérdida de vidas y los daños causados por el violentísimo terremoto".
Los expertos temen que haya muchos más muertos, a pesar de la movilización de la comunidad internacional para acudir en ayuda de este país diezmado por la guerra civil que carece de recursos para hacer frente a la magnitud de los daños.
Además de los 2.056 fallecidos confirmados, hay más de 3 mil 900 heridos y 270 personas siguen mantienen desaparecidas tras el sismo de 7.7 grados. ( La Jornada)