Al inaugurar la cumbre de dos días realizada de manera virtual con la participación de más de 110 gobiernos y representantes de la sociedad civil, incluidos sindicalistas, académicos, “activistas” y representantes del sector privado, Biden advirtió: “estamos en un punto de inflexión” en la pugna entre las fuerzas prodemocráticas y las “autoritarias” en el mundo, y sostuvo que ahora “la democracia necesita campeones”.
Al señalar el “retroceso” de la democracia a nivel internacional, preguntó: “¿permitiremos que este retroceso de (…) la democracia proceda sin frenarla, o juntos tendremos la visión (…) y la valentía para, una vez más, encabezar la marcha del progreso humano y la libertad hacia adelante?”
A diferencia de la retórica oficial durante las últimas décadas del autoproclamado “líder mundial de la democracia”, en esta ocasión el presidente reconoció que su propio país está enfrentando desafíos y ataques contra sus propias instituciones y hasta el sufragio efectivo, al afirmar: “aquí en Estados Unidos sabemos, igual que todos, que renovar nuestra democracia y fortalecer nuestras instituciones requiere de esfuerzos constantes”.
La vicepresidenta Kamala Harris, poco más tarde, subrayó: “sabemos que nuestra democracia no es inmune a las amenazas” y como ejemplos destacó que “el 6 de enero (el asalto al Capitolio para evitar la certificación de los resultados de la elección presidencial) sigue teniendo gran presencia en nuestra conciencia colectiva, y las leyes para suprimir el voto que han sido aprobadas en muchos estados, son parte de un esfuerzo intencional para excluir a los estadunidenses de participar en nuestra democracia”.
El secretario de Estado, Antony Blinken, quien encabezó la sesión plenaria, porque Biden aparentemente tenía otras cosas más urgentes que atender, afirmó que “nuestras democracias enfrentan crecientes desafíos en todo el mundo (…) La falta de confianza de los ciudadanos en el gobierno está aumentando, hay amenazas a las instituciones democráticas y hemos visto una drástica recesión de la democracia en años recientes”.
Por alguna razón parte de la sesión plenaria de líderes fue realizada a puerta cerrada, sin medios, aparentemente porque para poder hablar abiertamente de transparencia, rendición de cuentas y derechos democráticos, los funcionarios públicos requerían privacidad.
Los tres pilares de la cumbre son la defensa contra el autoritarismo, enfrentar la corrupción y la promoción y defensa de los derechos humanos.