Las medidas entrarán en vigor justo después de la medianoche del sábado "ante la extremadamente rápida expansión de la variante ómicron en Gran Bretaña", señaló el primer ministro, Jean Castex, en un comunicado.
El gobierno celebrará el viernes una reunión extraordinaria de seguridad por el virus donde abordará la creciente presión hospitalaria por el alza de las infecciones en las últimas semanas. La variante delta sigue siendo la dominante en Francia, pero la ómicron se esta expandiendo tan rápido en Gran Bretaña que ha hecho sonar las alarmas al otro lado del Canal de La Mancha.
Los viajes por turismo o negocios desde Gran Bretaña "estarán limitados", aunque los ciudadanos franceses podrán seguir haciéndolos, explicó el portavoz del gobierno galo, Gabriel Attal, en declaraciones a la televisora BFM.
Todos los que lleguen desde Gran Bretaña tendrán que presentar una prueba negativa al virus efectuada en las 24 horas previas y deberán someterse a otra a su llegada, además de aislarse "en un lugar de su elección" durante el menos 48 horas a la espera del resultado, agregó.
Las restricciones se aplicarán tanto a las personas vacunadas como a las que no lo están.
Los responsables de la industria turística británica expresaron su consternación por las medidas galas, que describieron como un mazazo para el sector, y reclamaron ayudas gubernamentales para sus golpeadas empresas.
"Los mercados de los deportes de invierno y los viajes escolares están especialmente expuestos, y el gobierno debe presentar ahora un paquete de ayudas para que no haya quiebras de empresas y pérdidas de puestos de trabajo", dijo Mark Tanzer, director general de la asociación de viajes y comercio Abta.