Desafiando las patrullas policiales y a los militares equipados con armas pesadas, miles de sudaneses volvieron a tomar las calles, en Jartum y en otros puntos del país.
Siete manifestantes perdieron la vida por balas, precisaron.
Dos emisarios de Estados Unidos están en camino a Jartum para pedir a las fuerzas de seguridad sudanesas que pongan “fin a la violencia” contra los manifestantes, anunció el lunes la diplomacia estadounidense.
En total, desde el golpe de Estado del 25 de octubre, 71 manifestantes han muerto. La policía, por su parte, indicó que uno de sus generales fue apuñalado a muerte el jueves por unos manifestantes que, advirtió el cuerpo armado, serán juzgados en virtud de las leyes de excepción que rigen en el país desde el golpe de Estado, cuando se decretó el estado de emergencia.
La violencia se prolongó durante toda la tarde del lunes. En Jartum, llegó a las inmediaciones del palacio presidencial, el antiguo cuartel general del dictador Omar al Bashir, que dimitió en 2019 por la presión de los manifestantes en las calles. En la actualidad, el palacio es la sede de las autoridades de transición, en manos del general Burhan.
Asimismo, los suburbios de la capital fueron escenario de protestas violentamente reprimidas. En Omdurmán, grupos de manifestantes quemaron neumáticos y levantaron barricadas para cortar las carreteras; y en Jartum Norte, miles de ciudadanos salieron a las calles gritando: “¡Los militares al cuartel!” y “¡Ya no hay vuelta atrás!”.
Las manifestaciones son duramente aplacadas por las fuerzas de seguridad, quienes, según denunció la Organización Mundial de la Salud, también suelen atacar a heridos y médicos en los hospitales.