“La exclusión de Cuba que se avizora, constituiría un grave retroceso histórico en relación con las dos cumbres anteriores en las que Cuba participó en pie de igualdad”, expresó el canciller de isla, Bruno Rodríguez, en declaraciones a un grupo de periodistas.
Para el funcionario sería “sorprendente” que el mandatario estadunidense Joe Biden “se aparte de la política del gobierno del que fue vicepresidente y que por primera vez invitó a Cuba” a uno de estos encuentros en Panamá en 2015, pero “más asombroso y paradójico” sería que incluso lo haga a pesar de que su predecesor —el republicano Donal Trump, quien endureció de manera radical las sanciones a la isla-- sí convocó a la nación caribeña para la cita de Lima en 2018.
La IX Cumbre de las Américas se desarrollará del 8 al 10 de junio la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos.
La AP pidió un comentario al respecto al gobierno estadounidense y un portavoz del Departamento de Estado indicó que la Casa Blanca no había emitido las invitaciones.
Según Rodríguez, muchos países de la región están sintiendo presiones de Washington tanto en torno a exclusión de Cuba como a un plan que se quiere imponer con tres temas ejes: salud, emigración y derechos humanos.
Las dos últimas cuestiones tienen una fuerte actualidad en momentos que se produce un arribo récord de personas a las fronteras con Estados Unidos, tanto de cubanos como de centroamericanos y otras naciones del continente.
Sobre migración, el canciller dijo que el plan previsto para la cumbre busca obligar a los países de la a “reprimir la migración, a absorber los migrantes que Estados Unidos decide procesar fuera de su territorio”, y a su vez “incorpora de la visión estadounidense racista, xenófoba” que “no atiende las causas reales”.
Cuba y Estados Unidos realizaron la semana pasada una ronda de conversaciones migratorias, la primera en cuatro años, que fueron consideradas positivas por ambos gobiernos en momentos en que se produce un éxodo de la isla de personas que buscan salir de la situación de crisis y desabasto en la nación caribeña.
En reiteradas ocasiones La Habana destacó la diferencia de la política de Washington, que por un lado asegura apoyar con proyectos en Estados vecinos para contener la migración y por el otro, en lo que a la isla se refiere, aprieta el embargo y las sanciones.
“El bloqueo es la causa fundamental de los problemas de nuestra economía”, manifestó Rodríguez. Son determinantes para "los problemas que afronta cotidianamente nuestro pueblo, las privaciones, el desabastecimiento, los apagones, las colas, las dificultades del transporte, los precios”.
Según el funcionario, las medidas contra la isla --impuestas hace más de seis décadas y que buscan lograr un cambio de modelo económico y social en Cuba-- le cuestan a la isla unos 365 millones de dólares mensuales, una cifra notable para un país pequeño de 11 millones de habitantes.
En cuanto a derechos humanos, Rodríguez aseguró que Estados Unidos busca erigirse en un modelo y certificar a las otras naciones, sin tener “autoridad moral” para ello, dada su situación de acoso policial, violencia y desigualdad.
Creadas como un mecanismo de coordinación regional en 1994, las Cumbres de las Américas excluyeron a Cuba hasta la de Panamá en 2015 cuando varios países de la región incluso amenazaron con no presentarse si la isla no era incorporada.
Coincidió, además, con un histórico acercamiento entre La Habana y Washington que llevó a un encuentro entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama y posteriormente una visita de este a la nación caribeña.
Las embajadas de ambas naciones fueron reabiertas en 2015, aunque en 2017 el presidente Trump dispuso el retiro del personal en La Habana y la sede quedó semiparalizada, por lo que los trámites consulares para visas de viajes a Estados Unidos deben realizarse a través de Guyana.