El desastre ocurrió un día después de que se registrara un récord de temperatura de 10 grados Celsius en la cima del glaciar, debilitado por el calentamiento global, así como por la ola de calor que azotó a toda la península italiana, lo que aceleró su deshielo.
“Los rescatistas desplegaron drones equipados con cámaras térmicas durante la noche, con la esperanza de localizar a los sobrevivientes arrastrados por la avalancha de hielo y rocas”, explicó el alcalde de la ciudad de Canazei, Giovanni Bernard.
Por su parte, la portavoz de los Servicios de Emergencia, Michela Canova, aseguró que el número de muertos es por ahora de seis muertos y ocho heridos, mientras que el jefe de Protección Civil de la provincia de Veneto, Gianpaolo Bottacin, también mencionó desaparecidos, sin especificar el número.
“Encontramos algunos cuerpos destrozados entre el montón de hielo y escombros esparcidos por más de mil metros”, testificó Gino Comelli.
Deshielo acelerado
Los equipos de rescate alpino han activado un número gratuito para ayudar a las personas que no han tenido noticias de familiares que salieron en excursión al glaciar.
“El deshielo se ha acelerado en los Alpes. Tuvimos un invierno extremadamente árido, con un déficit de precipitaciones de 40 a 50%. Las condiciones del glaciar actualmente corresponden a las de mediados de agosto, no de principios de julio”, agregó.
El glaciar, dijo, se derrumbó cerca de la localidad de Punta Rocca, en el trayecto habitual para llegar a su cumbre. Técnicamente, se trata de un serac, es decir, un enorme bloque que tal vez estuvo allí durante siglos y que terminó en el valle desmoronándose en una carrera sin obstáculos.