“Sólo tiene sentido sentarse a negociar si las partes se basan en el respeto mutuo, toman en cuenta las preocupaciones de cada país y están dispuestos a considerar estas preocupaciones”, indicó Dimitri Peskov, vocero de la presidencia rusa.
Así respondió a la pregunta de los reporteros en el sentido de si Rusia va a levantar el guante que le lanzó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el lunes anterior al decir que él está listo para debatir con Rusia un nuevo tratado de reducción de armas estratégicas que sustituya el actual STAR III, ocasión que el inquilino de la Casa Blanca utilizó para exhortar al Kremlin a demostrar que también está preparado para negociar.
Peskov recordó que, desde que se decidió en 2021 extender cinco años la vigencia del START III, “Rusia ha señalado con insistencia que es necesario retomar las negociaciones debido a que queda poco tiempo hasta febrero de 2026 y si ese tratado deja de existir, sin ser sustituido con otro documento comprehensivo, la seguridad y la estabilidad globales se verán afectadas de manera muy negativa”.
En ese contexto apenas esperanzador frente a la tensión que caracteriza la relación bilateral, este mismo martes Rusia –a través del vocero de su ejército, Igor Konashenkov– acusó a Estados Unidos de estar “directamente involucrado” en los combates en Ucrania al proporcionar al ejército ucranio las coordenadas para los objetivos que destruyen los misiles Himars.
El general ruso mencionó como evidencia una entrevista del subjefe de la inteligencia militar ucrania, Vadim Skybitsky, al diario británico The Telegraph, en la cual dijo que “para determinar los objetivos utilizamos información en tiempo real” y al tratar de enmendar su indiscreción, precisó: “No puedo decirle si usamos los satélites británicos o estadunidenses, pero sí que tenemos muy buenas imágenes de satélite”.
Para Konashenkov, “esto confirma de manera irrebatible que Washington, pese a las declaraciones de la Casa Blanca y el Pentágono, está directamente involucrado en el conflicto en Ucrania”, por cuanto “Washington y Kiev deciden juntos los objetivos a destruir”.
El vocero militar ruso concluye que “la Administración Biden también es responsable de los ataques a los edificios de vivienda y las infraestructuras civiles de la región de Donietsk, que han causado numerosas muertes entre la población”.
Además, la Cancillería rusa advirtió que si Estados Unidos opta por declarar a Rusia “país patrocinador del terrorismo”, como sugirió el Senado en una resolución no vinculante el pasado 27 de julio, sería inevitable la ruptura de relaciones diplomáticas.
Por boca de su portavoz, María Zajarova, el ministerio de Relaciones Exteriores ruso puntualizó: “Los legisladores estadunidenses ya empezaron a diseñar lo que les parece un arma poderosa, que es declarar a Moscú como patrocinador del terrorismo. Y se olvidan que toda acción conlleva una reacción y el resultado lógico de ese irresponsable paso puede ser la ruptura de relaciones diplomáticas, detrás del cual Washington corre el riesgo de sobrepasar un punto de no retorno con todas las consecuencias que ello implica”.
El secretario de Estado, Antony Blinken, a quien correspondería hacer el anuncio, no apoya la iniciativa de los senadores, de acuerdo con una filtración al New York Times. Pero eso no impidió que fuera el propio Blinken quien hizo el anuncio de que el gobierno de EU prohibió este martes la entrada al país a 893 funcionarios rusos e impuso restricciones adicionales a magnates y empresas de Rusia.
“Estados Unidos no dudará a la hora de apoyar al valiente pueblo de Ucrania y continuará promoviendo la rendición de cuentas del presidente (ruso, Vladimir) Putin y sus cómplices”, afirmó Blinken, citado por las agencias noticiosas.