La noticia fue difundida por el ex mandatario, quien se quejó de que su mansión “está bajo sitio, rodeada y ocupada por un grupo grande de agentes de la FBI”, y añadió: “hasta han intervenido en mi caja fuerte”. Dijo que “nada como esto ha ocurrido jamás a un presidente de Estados Unidos” (aparentemente olvidando su condición de ex gobernante).
“Después de trabajar y cooperar con las agencias gubernamentales relevantes, esta redada no anunciada sobre mi hogar no era necesaria ni apropiada”, indicó en su amplio comunicado, en el cual no reveló si sabía qué era lo que estaban buscando los agentes federales. “Estos son tiempos oscuros para nuestra nación”, declaró.
No mencionó que el actual jefe de la FBI, Christopher Wray, fue nombrado en ese puesto precisamente por él.
Aunque hasta el cierre de la edición no había comentario oficial de la FBI o del Departamento de Justicia, esta operación sin precedente indica que algunas de las múltiples investigaciones federales –hay otras estatales– sobre el ex presidente se están intensificando.
Según información preliminar extraoficial reportada por varios medios estadunidenses, el cateo aparentemente está enfocado en documentos que Trump se llevó de la Casa Blanca, incluyendo algunos que son clasificados como secretos. Aunque con anterioridad fue obligado a regresar varias cajas de documentos a las autoridades, parte del cateo sería para ver si aún tenía documentos oficiales en su mansión que no había retornado a los Archivos Nacionales tal como marca la ley.
Con todo, un cateo no implica que se hayan formulado cargos criminales, se requiere una orden judicial y para obtenerla las autoridades tienen que convencer a un juez de que hay “causa probable” de que un delito ha ocurrido.