Las altas temperaturas, las intensas rachas de viento y las condiciones propicias del terreno -tierra, árboles y hojas secas- han servido de munición para un drama que no cesa y que actualmente sigue vivo con dos grandes focos, uno en la provincia de Alicante, en el bello paraje del Valle del Ebo, y otro en Aragón, en las inmediaciones de la ciudad de Zaragoza.
El fuego y el humo están por todas partes, sobre todo durante estos meses de verano, cuando las temperaturas han rozado los 40 grados, alcanzando cotas históricas. En Madrid, una ciudad protegida del fuego por edificios y anchas avenidas, se percibió durante todo el día un intenso olor a quemado y en el aire había un humo casi irrespirable, tóxico.
La gente se inquietó, pensando que se trataba de algún incendio cerca de sus casas, pero esa nube de humo y ese olor estaba por toda la ciudad. Los responsables públicos tuvieron que salir a la palestra para explicar que el motivo eran los fuegos que estaban arrasando Portugal y la provincia de Zaragoza, que debido al viento habían llegado con tanta fuerza hasta la capital de España.
Ese fenómeno, atípico, explica en parte del drama que se vive estos días con los incendios. Sobre todo en España, el país con la mayor superficie arrasada de Europa, más de un tercio del total en el continente, donde ya se rozan las 700 mil hectáreas de tierra destruida por el fuego. Después de España, aunque todavía muy lejos, están Francia, Rumania y Portugal, con menos de 70 mil hectáreas arrrasadas cada uno.
Los registros del programa de prevención de incendios de Europa confirmó además que estamos ante el peor año en tres décadas y que se debe en gran medida a las altas temperaturas, que según los científicos tienen su explicación en el sobrecalentamiento del planeta por los gases de efecto invernadero que se emiten a diario en el mundo. En resumen, al cambio climático.
El Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) explicó que este 2022 está siendo la temporada de fuegos más devastadora desde la puesta en marcha del sistema en el año 2000. Este cálculo solo incluye los incendios de más de 30 hectáreas que se han podido identificar por imágenes de satélite y de los que se ha medido la superficie. Nunca antes se habían detectado tantas zonas calcinadas desde el espacio como en los meses que llevamos de 2022.
Precisamente, la proliferación de grandes incendios forestales, en ocasiones imposibles de extinguir, es una de las consecuencias de la alteración del clima que ha generado el efecto invernadero de las emisiones de gases humanas en la atmósfera.
Además la mayoría de hectáreas quemadas este verano han coincidido con días en que España estaba en ola de calor. Por ejemplo, durante los ocho días que duró el episodio de temperaturas extremas de junio, empezaron 34 incendios que calcinaron casi 50 mil hectáreas. En la ola de calor de julio, que duró nueve días, ardieron 56 incendios que quemaron más del doble de hectáreas, 121 mil, según los datos del EFFIS.
Actualmente preocupa sobre todo un incendio, que lleva ya cuatro días devastando una de las zonas montañosas más bellas de la provincia de Alicante, el Valle del Ebo, donde se calcula ya han ardido más de nueve mil hectáreas. Y esta noche se teme lo peor, sobre todo porque se esperan fuertes rachas de viento y no se han podido controlar ninguno de los tres focos que se encuentran activos.