“Un tercio de Pakistán está actualmente bajo el agua”, declaró la ministra de Cambio Climático, Sherry Rehman, aludiendo a una “crisis de proporciones inimaginables”.
Las lluvias monzónicas, que empezaron en junio, no tienen precedente en 30 años, dijo el primer ministro, Shehbaz Sharif, durante una gira por zonas muy afectadas del norte para dirigir las operaciones de ayuda.
“Hay un océano de agua por todos lados“, añadió.
Más de 33 millones de habitantes, es decir, un paquistaní de cada siete, se han visto afectados por las inundaciones y cerca de un millón de casas quedaron destruidas o dañadas, según el Gobierno.
De acuerdo con el último balance de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA), al menos mil 136 personas perecieron desde el inicio del monzón en junio, 75 de ellas en las últimas 24 horas.
Las autoridades siguen intentando acceder a los pueblos aislados en las zonas montañosas del norte del país, lo que hace temer un aumento del balance de víctimas.
“Todo es un gran océano, no hay ningún lugar seco en el que bombear agua”, señaló Rehman.
El monzón, que suele durar de junio a septiembre, es esencial para el riego de las plantaciones y la reposición de los recursos hídricos del subcontinente indio, Pero también conlleva catástrofes y destrucciones.
Los responsables paquistaníes atribuyen estos fenómenos extremos al cambio climático y aseguran que el país sufre las consecuencias de las prácticas medioambientales irresponsables de otras partes del mundo.