La primera explosión ocurrió cerca de una parada de autobús en las afueras de la ciudad, donde una multitud de pasajeros generalmente espera los autobuses. La segunda se registró en Ramot, un asentamiento en el norte de la ciudad.
La víctima fue identificada como Aryeh Shechopek, de 15 años, que se dirigía a un seminario judío cuando ocurrió la explosión. Shechopek era ciudadano canadiense, según la embajadora de Canadá en Israel, Lisa Stadelbauer.
Los presuntos ataques se produjeron en momentos en los que las tensiones entre israelíes y palestinos son altas, tras meses de redadas israelíes en Cisjordania provocadas por una serie de ataques mortales contra israelíes que han causado la muerte de 19 personas. Ha habido un alza en las últimas semanas en los ataques perpetrados por palestinos.
La violencia también se produce mientras el ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu sostiene discusiones para formar una coalición luego de las elecciones nacionales y probablemente forme lo que se tiene previsto que sea el gobierno más de derecha de Israel.
Itamar Ben-Gvir, un legislador extremista que ha pedido la pena de muerte para los atacantes palestinos y que se convertirá en el ministro a cargo de la policía bajo el mandato de Netanyahu, dijo que el ataque significaba que Israel debía adoptar una postura más dura frente a la violencia palestina.
“Debemos imponer un precio al terror”, señaló en el lugar de la primera explosión. “Debemos volver a tener el control de Israel, para restaurar la disuasión contra el terror”.
La policía, que buscaba a los presuntos atacantes, informó que sus primeros hallazgos mostraban que fueron dejados artefactos explosivos cargados de metralla en los dos lugares. Las explosiones se produjeron en medio del bullicio del tráfico en hora pico y la policía cerró parte de una autopista principal que sale de la ciudad, donde se produjo la primera explosión. Un video grabado poco después de la primera explosión mostraba escombros esparcidos por la acera mientras sonaban las sirenas de las ambulancias. Un autobús en Ramot estaba lleno de lo que parecían marcas de metralla.
“Fue una locura. Hay daños en todos lados aquí”, comentó Yosef Haim Gabay, médico que se encontraba en el sitio cuando se produjo la primera explosión, a la radio militar israelí. “Vi a personas con heridas desangrándose por todo el lugar”.
Si bien los palestinos han llevado a cabo apuñalamientos, atropellamientos y tiroteos en los últimos años, los atentados con bomba se han vuelto muy raros desde el final de un levantamiento palestino hace casi dos décadas.
La embajada de Estados Unidos en Jerusalén condenó la violencia, así como el embajador de la UE en Israel, Dimiter Tzantchev.
El grupo miliciano Hamás, que gobierna la Franja de Gaza y que alguna vez perpetró atentados suicidas con bombas contra israelíes, elogió a los autores de las explosiones, señalando que había sido una operación heroica, pero no se adjudicó la autoría.
“La ocupación está cosechando el precio de sus crímenes y agresiones contra nuestro pueblo”, dijo el portavoz de Hamás, Abd al-Latif al-Qanua.
Israel dijo que, en respuesta a las explosiones, iba a cerrar dos cruces a Cisjordania para los palestinos cerca de la ciudad de Jenin, un bastión de milicianos.