Pese a esa advertencia de bombardeos rusos, Zelensky y Biden, que llevaba gafas de sol, continuaron hablando en la explanada del monasterio, conocido por sus monumentales cúpulas doradas.
A su lado, soldados ucranios y los agentes vestidos de civil encargados de la seguridad del presidente estadunidense se mostraron impasibles, hasta que dejaron de sonar las alarmas.
Las sirenas antiaéreas suelen sonar en Kiev, sobre todo desde que en octubre el ejército ruso empezó a bombardear infraestructuras energéticas.
Después del monasterio de San Miguel, Biden y Zelensky visitaron el Muro del Recuerdo de los Defensores Caídos de Ucrania en la Guerra Ruso-Ucrania.
En ese memorial hay centenares de fotografías de soldados muertos desde 2014, cuando empezó la guerra con los territorios separatistas prorrusos del Donbás, en el este de Ucrania.
Bajo la mirada de Zelensky y Biden y el sonido lento de un tambor, cuatro soldados ucranios depositaron dos ramos de flores, uno de ellos con un lazo con los colores de la bandera de Ucrania y otro con los de la de Estados Unidos.