Pekín considera a Taiwán como una provincia que todavía no ha logrado incorporar a su territorio desde que terminó la guerra civil en 1949.
Para el gobierno chino, la reunión que mantuvieron, la semana pasada, la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, y Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, fue una provocación.
En respuesta, el ejército chino organizó ejercicios militares con el fin de presionar a Taiwán.
Para las maniobras, que terminaron el lunes, China movilizó navíos de guerra, lanzadores de misiles y aviones de caza.
Este miércoles, la televisión estatal CCTV, difundió los primeros comentarios públicos de Xi Jinping desde esos ejercicios.
El ejército debe "defender con determinación la soberanía territorial y los intereses marítimos de China, y esforzarse por proteger la estabilidad periférica en general", insistió el dirigente chino el martes, durante una visita a base naval en el sur, pero sin mencionar explícitamente a Taiwán.
Xi Jinping llamó a las fuerzas armadas a "reforzar el entrenamiento militar orientado al combate real", según CCTV.
El miércoles, el Ministerio alemán de Relaciones Exteriores criticó las "posiciones militares amenazantes" de Pekín, que acrecentan "el riesgo de enfrentamientos militares involuntarios".
"Esperamos que todos los actores de la región contribuyan a la estabilidad y a la paz", agregó Andrea Sasse, una portavoz del citado ministerio, en una rueda de prensa en Berlín.