Los enfrentamientos han sumido a Sudán en el caos, llevando a la nación africana, ya muy dependiente de la ayuda, al borde del colapso. Antes de los enfrentamientos, la ONU calculaba que un tercio de la población de Sudán —unas 16 millones de personas— necesitaba ayuda humanitaria, cifra que probablemente aumente.
El doctor Nima Saeed Abid, representante de la Organización Mundial de la Salud en Sudán, expresó su preocupación por el hecho de que “una de las partes combatientes” —no identificó cuál— tomara el control del laboratorio central de salud pública de Jartum y “echara a todos los técnicos”.
“Eso es extremada, extremadamente peligroso porque tenemos aislados de polio en el laboratorio. Tenemos aislados de sarampión en el laboratorio. Tenemos aislados de cólera en el laboratorio”, manifestó en una reunión informativa de la ONU en Ginebra por videollamada desde Puerto Sudán. “Existe un enorme riesgo biológico asociado a la ocupación del laboratorio central de salud pública de Jartum por una de las partes en conflicto”.
La expulsión de los técnicos y los cortes de electricidad en Jartum significan que “no es posible manejar adecuadamente los materiales biológicos que se almacenan en el laboratorio con fines médicos”, dijo la OMS.
El laboratorio está situado en el centro de Jartum, cerca de donde se registran los combates entre el ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido.