“Es una locura. Es el tipo de cosas que sólo suceden en las películas y lo vivimos todos los días”, dijo el miércoles el comandante Reid Wiseman en la base naval de San Diego, vestido con su uniforme militar de astronauta azul eléctrico.
La noche anterior, el cuarteto se encontraba en una pequeña balsa inflable en el Pacífico.
A bordo de un enorme barco de asalto anfibio, cientos de marineros, buzos y pilotos del Ejército estadounidense tuvieron que coordinar sus esfuerzos para rescatar y transportar por aire a los exploradores espaciales. Un ensayo general imprescindible para llevar a cabo la que será la última etapa de una misión histórica.
Wiseman y sus tres colegas se convertirán en los primeros humanos en acercarse a la Luna desde el final del programa Apolo, hace más de 50 años.
Si todo va bien, sobrevolarán el satélite terrestre durante un viaje de 10 días a bordo de la cápsula Orión, antes de regresar al mar.