El festival fue proclamado como una celebración de la cultura de los jornaleros agrarios y de los derechos humanos fundamentales y duró tres días, culminando ayer con la intensificación de la campaña para presionar a otras empresas a sumarse al Programa de Comida Justa.
Como jornaleros, es importante festejar qué tanto hemos avanzado gracias al Programa de Comida Justa, con sus protecciones únicas contra el robo de salarios, el hostigamiento sexual y hasta el cambio climático, incluyendo descansos, sombra y agua obligatorios, afirmó Lupe Gonzalo, jornalera y una de las coordinadoras de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW, por sus siglas en inglés).
En las lujosas calles de Palm Beach, una marioneta de más de 4 metros de altura llamada Esperanza, representando a una jornalera, caminó con sus colegas del CIW llamando por la continuación del cambio para miles de trabajadores que han impulsado por más de tres décadas. El acto de tres días no sólo fue un festejo, ya que, como siempre con el CIW, sus logros sólo son antecedentes de nuevas etapas de su lucha. En esta ocasión, fue para presionar a la cadena de comida rápida Wendy’s a sumarse al Programa de Comida Justa –el presidente de la junta directiva de la empresa vive junto con otros empresarios y financieros en esta pequeña ciudad de ricos (el club y residencia de Donald Trump, la llamada Mar-a-Lago está ahí también).
Lucas Benitez, de los cofundadores del CIW, ha explicado el origen de este esfuerzo, afirmando en un discurso reciente: no sólo queríamos establecer nuestros derechos humanos, queríamos poder aplicarlos y eso se desarrolló buscando alianzas con consumidores, para que exigieran que las grandes empresas compradoras aceptaran sólo contratos para comida justa producida bajo normas establecidas por acuerdos entre estos compradores, los granjeros y el CIW. Esos acuerdos establecen normas y mecanismos para aplicarlas y con ello asegura los derechos humanos de todas las mujeres y los hombres en la cadena de suministro.
En Palm Beach, Benitez subrayó que el Programa de Comida Justa se está haciendo global”, señalando que hay iniciativas en Sudáfrica, Escocia y Chile que están usando el modelo y asesoramiento del CIW.
Lo que estaban festejando durante tres días fue que la CIW ha logrado que las empresas más grandes del país que compran jitomate y ahora otros productos agrarios –a través de campañas nacionales con sus aliados– ahora forman parte del Programa de Comida Justa, entre ellas: McDonald’s, Burger King, Taco Bell (Yum Brands), Subway, y también cadenas de supermercados como Walmart y Whole Foods, entre otras. Con ello, no sólo se ha elevado el ingreso de los jornaleros, sino que sus condiciones de trabajo se han transformado por primera vez en los campos de por lo menos 10 estados. Más aún, estas iniciativas del CIW han ayudado a liberar a miles de jornaleros de condiciones que críticos llamaban esclavitud moderna en las zonas agrarias de Florida, así como frenar de manera sin precedente el abuso y hostigamiento sexual en los campos.
Impulso en otras 11 entidades
Por ahora, unos 20 mil trabajadores agrarios en 12 estados gozan de los beneficios del programa, y ahora hay más impulsando el programa en granjas de 11 estados.
Esos logros han sido reconocidos a varios niveles, desde un premio presidencial otorgado en la Casa Blanca por Barack Obama hasta elogios de la Escuela de Negocios de la Universidad Harvard, el Relator Especial sobre Trata de la ONU y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. El ex presidente Jimmy Carter fue el árbitro de las primeras negociaciones del CIW con Taco Bell.
El CIW fue fundado en 1993 por jornaleros migrantes de Mexico, Guatemala y Haití. El Programa de Comida Justa fue lanzado en 2011.
Más información se puede consultar en el sitio: http://CIW-online.org