Ambas alianzas calificaron dicha inclusión como una acusación injusta e infundada que sirve de pretexto para imponer medidas coercitivas unilaterales adicionales contra la isla, fortalecidas a niveles sin precedentes el bloqueo económico, comercial y financiero contra el pueblo cubano.
El comunicado instó al gobierno de Joe Biden a terminar con ese cerco de más de seis décadas y que constituye el mayor impedimento para el pleno desarrollo del país.
En ese sentido, llamaron a cumplir las 31 resoluciones adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la necesidad de poner fin al bloqueo contra Cuba.
La declaración reiteró su firme rechazo a la imposición de leyes y regulaciones con impacto extraterritorial y a todas las demás formas de medidas coercitivas, incluidas las sanciones unilaterales contra países en vías de desarrollo y reiteró la imperiosa necesidad de eliminarlas.
A finales de mayo, el Departamento de Estado confirmó la eliminación de Cuba del listado que contempla a los países que, según Estados Unidos, “no cooperan plenamente” en la lucha contra el terrorismo.
Sin embargo, tanto la comunidad internacional como el Gobierno cubano consideran insuficiente la disposición, que no equivale a la eliminación de la lista de países patrocinadores del terrorismo, la cual implica serias limitaciones para el intercambio económico y comercial del país caribeño.
El mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, insistió en que eliminar a su país del listado de patrocinadores del terrorismo sería lo más correcto y coherente.
“Estados Unidos debería hacer lo correcto y coherente con esa posición: sacar a Cuba de la lista arbitraria del Departamento de Estado y poner fin a medidas económicas coercitivas que lo acompañan”, escribió el presidente en su reacción al anuncio.
Por su parte, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, aseguró que la administración de Joe Biden “debería cesar toda manipulación política del tema y poner fin a nuestra arbitraria e injusta inclusión en la lista de países patrocinadores del terrorismo”.
Cuba fue incluida por primera vez en la lista de patrocinadores del terrorismo del Departamento de Estado durante la administración del presidente Ronald Reagan en 1982.
En 2015, el entonces mandatario Barack Obama consideró que esa designación no tenía mérito en el caso de la isla y la retiró.
Cuatro años después, Donald Trump reincluyó a Cuba pocos días antes de abandonar la Casa Blanca, algo que mantiene su sucesor demócrata a pesar del reclamo para que rectifique esa postura en su política hacia la nación caribeña.