Si bien el avance de la iniciativa se dio gracias a los acuerdos establecidos entre la oposición, los independientes y los actores del gobierno, lo que sigue es incierto debido a la ruptura de esa alianza y a la inconformidad de los gremios integrados por el magisterio del país tras la inclusión de aspectos que no contenía el proyecto original.
Los maestros, agrupados bajo la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), están en paro nacional desde el pasado día 10 y hoy protagonizan una marcha en esta capital a la que han llamado la Gran Toma de Bogotá.
Pese a que la ministra de Educación, Aurora Vergara, informó durante la pasada semana que intentarían llegar a un acuerdo con Fecode, lo cierto es que el descontento continúa ante algunos ejes que, según alega la organización sindical, promueve la privatización.
La reforma educativa, junto con la laboral (aún en trámite en el legislativo), y la pensional (aprobada el pasado viernes), constituyen las más importantes propuestas que propuso el gobierno ante el Congreso.
Su aprobación está hoy a contrarreloj debido a que la actual legislatura culmina el próximo jueves 20; si no supera su último debate antes de esa fecha se hundirá.
Tras la ruptura de la alianza, sectores de oposición presentarán su propia ponencia sobre el proyecto en la plenaria del Senado, mientras que la bancada afín al Ejecutivo hará lo mismo por su lado.
Los reparos de Fecode con la versión actual de la reforma es usado por sectores de derecha para alegar que un gremio tradicionalmente cercano al gobierno comienza a mostrar distanciamiento.
Sin embargo, lo que arguye esa entidad es estar en desacuerdo con los últimos cambios añadidos a la iniciativa.
Señalan que legisladores de oposición, fundamentalmente de Centro Democrático y Cambio Radical, se oponen a temas vitales en detrimento de lo público, con el fortalecimiento del endeudamiento y el crédito educativo, y en beneficio de la privatización bajo la implementación de un llamado “sistema mixto”, entre otras cuestiones.