Celebración magisterial bajo el signo obradorista. Rodeado de la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) encabezada por Alfonso Cepeda, su actual dirigente, López Obrador tuvo una deferencia hacia la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en la ceremonia oficial: “Hay que reconocerles a ellos que, en los momentos más difíciles, cuando estaba en su apogeo el neoliberalismo queriendo privatizar la educación, estaban en la calle luchando y protestando”.
En su repaso histórico de quienes han plasmado su sello en la historia de la educación en México mencionó a José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Ignacio Manuel Altamirano, pero también hizo un recordatorio para quienes compaginaron su trayectoria como mentores con su lucha revolucionaria. “Aquí hacemos también un reconocimiento al maestro Lucio Cabañas y al maestro Othón Salazar”, acotó.
Fue el espacio para reivindicar su visión de una educación humanista, que deje atrás las políticas neoliberales en el sector. “Queremos una formación orientada al humanismo. Que nada humano nos sea extraño; que, en todos los libros, aunque sean de ciencias naturales, haya un tronco común dedicado al humanismo. Que primero nos formemos como buenos seres humanos, y luego ya buenos científicos, eminencias, pero que no abandonemos nuestro humanismo. No queremos inventores de bombas atómicas, no. Queremos creadores de fraternidad”.
Tiempos sucesorios anticipados que incidieron en la asignación logística y partieron al gabinete e invitados. En el presidium, compartieron con López Obrador y Gómez el lugar de honor el gabinete de seguridad; la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
En la distribución de una veintena de mesas, con delegados sindicales del magisterio y otros comensales, fueron sentados, entre los primeros sitios, los secretarios del Trabajo, Hacienda, Función Pública y Bienestar, entre otros.
Gómez adelantó el anuncio formal que hoy detallará Hacienda: “El gobierno federal invertirá aproximadamente 25 millones de pesos –según dijo– para el fortalecimiento al salario de los maestros”. Destacó la nueva política hacia el magisterio en atención a las demandas del SNTE y la CNTE, pues el aumento “es producto de un gran esfuerzo que hace el gobierno, de un proceso de austeridad y de ahorro (…) para muchos puede ser poco, para muchos puede ser mucho (…) Sabemos que significa mucho recurso, que tuvieron que hacer algunos recortes”.
El dirigente del SNTE enfocó su discurso de acuerdo con los tiempos que corren, hizo a un lado la historia del sindicato magisterial y expresó su adhesión al proyecto de López Obrador “para que la educación sea la base de la Cuarta Transformación del país, que tenga profundas raíces y sea irreversible”.
Denostó la reforma neoliberal del calderonismo que impuso a los maestros un sistema de retiro individualizado, pidió revertirla y demandó poner fin al tope de pensiones al magisterio de 10 UMA (unidad de medida y actualización), mientras para quienes cotizan en el IMSS es de 25, sugiriendo un emparejamiento paulatino anual.
El Presidente acusó recibo y en un gesto hacia el SNTE resumió en términos educativos, “me lo llevo de tarea, que en vez de que sean individuales sean como antes y no se pongan en riesgo bajo ninguna circunstancia. Y lo de las UMA”.
Todo ello para que, previa reivindicación del papel de la CNTE, hacer una sugerencia antaño impensable: “Tenemos que buscar la reconciliación y la unidad, y el mejor método para unirnos es el método democrático”.