Acompañada de su esposo, el ex presidente Manuel Zelaya –derrocado en 2009– Castro, de 62 años, asumió el mandato ante unas 40 mil personas que asistieron al Estadio Nacional de Tegucigalpa.
Tras recibir la banda presidencial del presidente del Congreso reconocido por ella, Luis Redondo, Castro habló de la “tragedia social y económica” que enfrenta su país tras los últimos 12 años de gobiernos “corruptos”, en referencia a los del conservador Partido Nacional (PN), con Porfirio Lobo (2010-2014) y Juan Orlando Hernández (2014-2018 y 2018-2022), señalado por autoridades estadunidenses de tener vínculos con el narcotráfico.
“Este día histórico informaré a la nación sobre la tragedia social y económica que enfrenta Honduras y sobre mi propuesta de refundación del Estado socialista y democrático”, dijo Castro en su discurso inaugural.
Anunció que los esfuerzos de su gestión hasta 2026 estarán centrados en educación, salud, seguridad y empleo.
Castro recibe el país “en bancarrota”. La deuda pública de Honduras asciende a 17 mil millones de dólares, de los cuales 11 mil son compromisos internacionales.
Ryan Castro
La dirigente izquierdista rindió juramento ante la jueza Karla Romero, flanqueada por Luis Redondo, presidente del Congreso reconocido por la nueva gobernante, tras una crisis parlamentaria.
“Mi gobierno no continuará la vorágine de saqueos que ha condenado a las generaciones de jóvenes a pagar la deuda que contrajeron a sus espaldas”, sostuvo la presidenta, quien no aludió al conflicto en el Congreso.
La investidura tuvo como invitada estelar a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris. También asistieron la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner; la ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff; el rey de España, Felipe VI; el canciller Marcelo Ebrad, así como las delegaciones de otro medio centenar de países, entre ellos Perú, Panamá, Taiwán, Cuba, Paraguay, Hungría, Ecuador y Costa Rica.
Representantes de los países vecinos El Salvador, Guatemala y Nicaragua no asistieron a la toma de posesión, lo que indica posibles tensiones.
Horas antes de su toma de posesión, Castro anunció los seleccionados para su gabinete a través de Twitter, entre los que hay dos mujeres de los 16 puestos anunciados. Su hijo Héctor Zelaya será su secretario particular y José Manuel Zelaya (sobrino de Manuel Zelaya), secretario de Defensa.
Castro plantea atacar la pobreza que alcanza a 59 por ciento de los casi 10 millones de hondureños, según cifras oficiales de 2019.
La mandataria habló de 74 por ciento de pobres. “Esta cifra por sí misma explica la caravana de miles de personas de todas las edades que huyen para el norte, México y Estados Unidos, buscando un lugar y una forma de subsistir sin importar el riesgo para sus vidas”, señaló.
También hay una elevada tasa de homicidios de casi 40 por cada 100 mil habitantes, generada por cárteles de drogas y pandillas, a la que suma la pandemia del covid-19, provocando fuertes corrientes migratorias hacia Estados Unidos.
En una cita bilateral, Harris saludó el compromiso de Castro de combatir a la corrupción, considerada una de las causas que empujan el éxodo de migrantes, y su propuesta para instalar en Tegucigalpa una comisión contra la impunidad de la Organización de Naciones Unidas.
Entre la multitud que celebraba la asunción de Castro, la costurera Esther López se dijo esperanzada de que la situación “va a cambiar, porque Xiomara viene apoyando a la causa de los pobres desde hace muchos años y por Mel Zelaya, que fue buen presidente”.
Para desarrollar su plan, Castro necesita el apoyo del Parlamento, donde no tiene mayoría absoluta. Incluso, su partido Libre se dividió al elegir diferentes presidentes del Congreso, generando una crisis. Sin embargo, el panorama parecía aclararse.
El diputado rebelde Jorge Cálix, quien también se proclamó titular del Legislativo, respaldado por opositores de derecha y una veintena de disidentes de Libre, aún no responde a la oferta de asumir un cargo dentro del gobierno. No obstante, publicó una foto suya con Castro y dijo estar seguro de que “transformará a Honduras”.
Desde la oposición miran con cautela el discurso de Castro. “Hay un giro a la izquierda producto de la ideología de los Zelaya. Sus principales aliados son Cuba y Venezuela, y quieren ‘taparle el ojo al macho’ con la llegada de la vicepresidenta Harris, pero al final hay muchos compromisos de ellos con Caracas”, dijo David Chávez, líder del PN.
No obstante, el sociólogo de la Universidad Nacional, Eugenio Sosa, consideró que “Estados Unidos ha entendido que Castro no representa una izquierda radical y sí una esperanza para el pueblo hondureño”.