Según estimaciones de mediados de mayo, Teherán ha aumentado así sus reservas totales hasta los 3 mil 809.3 kilogramos, frente a los 3 mil 197.1 de febrero, muy lejos del límite de 202.8 kilogramos (o 300 kg de un compuesto específico) al que se había comprometido.
Por otro lado, las reservas de material enriquecido a 20% alcanzó los 238.4 kilogramos, frente a los 182.1 de antes.
Este nivel, que supera 3.67% fijado por el acuerdo, permite en teoría producir isótopos médicos, utilizados en particular en el diagnóstico de ciertos cánceres.
La República Islámica también tiene 43.1 kilogramos de uranio enriquecido a 60%, cerca del umbral de 90% necesario para fabricar una bomba, frente a los 33.2 kg anteriores.
Irán siempre ha insistido en que su programa nuclear es pacífico.
El informe será analizado en la Junta de Gobernadores del OIEA la próxima semana.
Irán negocia desde hace un año en Viena con China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania para revivir el acuerdo internacional de 2015, cuyo objetivo era que la República Islámica no se dotara de la bomba atómica a cambio de la suspensión de las sanciones contra su economía.
Pero desde 2018, después de que Washington saliera unilateralmente del acuerdo durante el Gobierno de Donald Trump, Teherán comenzó a alejarse de sus compromisos.
La negociaciones están detenidas desde el pasado 11 de marzo.