La corrupción, la falta de inversión en infraestructura, la urbanización descontrolada y la pobreza que afecta 60% de los 50 millones de habitantes de la región tornan a la población vulnerable a catástrofes naturales crecientemente agresivas.
Centroamérica está expuesta a fenómenos meteorológicos extremos y erupciones de volcanes. Además, durante la temporada ciclónica, de junio a noviembre, la amenaza de inundaciones es constante.
La reciente tormenta tropical “Bonnie” desató en julio un diluvio sobre San Salvador que inundó la pequeña casa de Blanca Arias, ubicada en una quebrada, así como muchas otras. Esta mujer de 58 años perdió toda la materia prima que vende para elaborar helado artesanal y su casa quedó “arruinada”.
Para Sandra Ramos, la época lluviosa es de permanente zozobra. Reside en un barrio de extrema pobreza a la orilla del caudaloso Río Ulúa, que baña el Valle de Sula, en el norte de Honduras.