El bombardeo contra esta región disidente septentrional de Etiopía tiene lugar dos días después de que se reanudaran los combates entre fuerzas gubernamentales y los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigré (TPLF), poniendo fin a cinco meses de tregua.
“Un avión (…) lanzó bombas en una zona residencial y un jardín de infancia en Mekele”, dijo un portavoz de los rebeldes del Tigré, Kindeya Gebrehiwot.
Organizaciones civiles indicaron haber sido informadas de un ataque aéreo en Mekele, sin dar detalles ni balances. Poco después, el Gobierno federal anunció que, aunque se ponía a plena disposición para negociar sin condiciones con los rebeldes, se preparaba a “levar a cabo acciones dirigidas a las fuerzas militares opuestas a la paz.
El gobierno instó a la población de Tigré a mantenerse lejos de las zonas donde se encuentra equipamiento militar y estructuras de entrenamiento rebeldes. Este bombardeo supone una escalada en los combates, una situación temida por la comunidad internacional, que busca evitar el regreso de un conflicto a gran escala.
Ante este contexto, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, dijo estar “profundamente chocado y entristecido” por la vuelta a la violencia y llamó firmemente a un cese inmediato de las hostilidades y la reanudación de las conversaciones de paz entre el gobierno y los rebeldes.
La Unión Africana, que tiene su sede en Adís Abeba y se esfuerza desde hace meses por llevar a los beligerantes a la mesa de negociaciones, llamó a una “desescalada” y reafirmó su compromiso para trabajar con las partes para llevar a cabo un proceso político de consenso en interés del país.
Estados Unidos, por su parte, urgió a ambos bandos a redoblar sus esfuerzos para avanzar en las conversaciones que consigan un alto el fuego duradero, afirmó un portavoz del Departamento de Estado estadounidense.
Las autoridades rebeldes de Tigré acusaron en un primer momento al Ejército federal etíope de haber lanzado una “ofensiva a gran escala” contra sus posiciones. Más tarde, el gobierno etíope las acusó de haber roto la tregua.