Vestido con sus galas militares, el nuevo monarca de 73 años siguió a pie el coche fúnebre desde el palacio Holyroodhouse -en cuya sala del trono había pasado la noche- hasta el vecino templo de la iglesia de Escocia.
Sus hermanos Ana, de 72 años, y Eduardo, de 58 años, vestían también uniforme. Pero no así Andrés, de 62 años, considerado el “hijo predilecto” de Isabel II, pero al que la propia monarca despojó hace meses de sus honores militares a raíz de acusaciones de agresión sexual a una menor en Estados Unidos, que se cerraron con un acuerdo extrajudicial.
Tras una ceremonia religiosa en la catedral de Saint Giles, se abrió allí la primera capilla que durante 24 horas permitirá a los escoceses despedirse de su monarca.
Al tiempo que empieza el último y largo adiós a la difunta monarca, el país continúa con el protocolo de instalación del nuevo rey, que horas antes se había dirigido por primera vez al parlamento en Londres.
“No puedo evitar sentir el peso de la Historia que nos rodea”, afirmó ante los Lores y los Comunes reunidos en Westminster para una sesión especial.
Su madre falleció el jueves con 96 años en el Castillo de Balmoral, residencia privada de veraneo en Escocia.
Desde entonces, el país se prepara para despedirla en un funeral de Estado que tendrá lugar el 19 de septiembre en la Abadía de Westminster, en el centro de Londres. La víspera, se pedirá a los británicos que guarden un minuto de silencio, a las 20:00 (19:00 GMT) del domingo.