Lula, de 77 años, regresa al trabajo luego de una semana de descanso en el estado de Bahía con la futura primera dama, Rosangela da Silva, tras una intensa campaña electoral.
“Este lunes, el exmandatario mantiene reuniones con su equipo en Sao Paulo y se espera que viaje el martes a Brasilia para acompañar de cerca la transición y las negociaciones con el Congreso”, informaron dos aliados del presidente electo.
Además, prevé reunirse con el jefe de la Cámara de Diputados, Arthur Lira.
El equipo de transición de Lula trabajará en las oficinas del Centro Cultural Banco de Brasil, en la capital. Bajo la coordinación del vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, empezará a recibir información sobre el Estado entregadas por la administración del ultraderechista, Jair Bolsonaro.
El Gobierno electo está ante un desafío inmediato: garantizar recursos para cumplir promesas de campaña, como la manutención del Auxilio Brasil, antiguo Bolsa Familia, en 600 reales (118 dólares).
“No podemos comenzar 2023 sin el Auxilio, sin un aumento real del salario mínimo. Fue prometido al pueblo en las urnas”, dijo Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.
Sin recursos suficientes en el presupuesto, aliados de Lula negocian con el Parlamento la aprobación de un proyecto de enmienda constitucional que permita aumentar los gastos, burlando la regla del “techo de gastos”. El proyecto debe ser aprobado antes del 15 de diciembre.
Solo para el Auxilio Brasil, con un bonus prometido de 150 reales -30 dólares- para familias con niños de hasta 6 años, serían necesarios 70 mil millones de reales -casi 14 mil millones de dólares-.