“Ese ciudadano hasta ahora no reconoce su derrota, continúa incentivando a fascistas que se manifiestan en la calle”, alertó Lula, quien venció a Bolsonaro en la segunda vuelta electoral, el 30 de octubre pasado, con 50.9 por ciento de votos frente a 49.1.
El fundador del Partido de los Trabajadores (PT), quien ya gobernó Brasil dos veces entre 2003 y 2010, agregó que el mandatario, ex capitán del ejército, “sigue el ritual que siguen todos los fascistas en el mundo”. Así, equiparó al actual gobierno con los movimientos de extrema derecha de Estados Unidos, España, Italia, Francia, Hungría y Argentina.
La noche del lunes los seguidores de Bolsonaro intentaron invadir la sede de la policía en Brasilia, pero agentes del orden dispararon gas lacrimógeno y balas de goma para dispersarlos. En el centro de la capital varios automóviles y camiones fueron atacados e incendiados.
Los manifestantes denunciaron la detención de un líder indígena, identificado como José Acácio Tserere Xavante, acusado de protagonizar protestas “de carácter antidemocrático” en diferentes puntos de la capital, incluso frente al hotel donde se hospeda Lula, según reportes de la policía.
Los actos violentos ocurrieron el día en que Alexandre de Moraes, ministro del Supremo Tribunal Federal, entregó al líder progresista el diploma que legitima su triunfo electoral de los pasados comicios ante Bolsonaro. En la ceremonia, Lula denunció que “pocas veces en la historia del país la democracia estuvo tan amenazada, la voluntad popular fue tan puesta a prueba y tuvo que vencer tantos obstáculos para finalmente ser escuchada”.
El senador Randolfe Rodrigues anunció que presentará ante el Tribunal Supremo de Brasil una petición para que incluya a la esposa de Bolsonaro, Michelle, dentro de su investigación por las violentas protestas porque entregó comida a los manifestantes que permanecían en los alrededores de la residencia oficial.
Durante la jornada de ayer, el presidente electo, al ofrecer una conferencia de prensa en Brasilia tras recibir los informes de su equipo de transición sobre la situación del Estado brasileño, continuó con la designación de los nombres para su futuro gobierno.
La cantante Margareth Menezes aseguró haber aceptado asumir las riendas del ministerio de Cultura, la primera mujer y persona negra en unirse al gabinete.
Al frente del Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social nombró a Aloizio Mercadante, figura histórica del PT y dos veces ministro de Educación en el gobierno de Dilma Rousseff (2011-2016). El banco está vinculado al ministerio de Economía, y funciona como instrumento del gobierno para financiamientos de largo plazo e inversiones en diversos sectores productivos.
“Necesitamos a alguien que piense en desarrollo, innovación tecnológica, para que este país vuelva a generar empleos, y para decir al mundo entero que si quiere venir para acá, que venga, nuestro país volverá a ser respetado”, comentó Lula respecto de Mercadante.
El presidente electo designó la semana pasada a los responsables de las carteras de Justicia, Relaciones Exteriores, Casa Civil (jefe de gabinete) y Hacienda, en la que quedó el ex ministro y ex alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad.