Son dos de los temas medulares del discurso que pronunció ayer el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, en su comparecencia anual ante los diputados de la Duma federal.
De acuerdo con la ley que otorga prioridad a la Constitución por encima de los compromisos asumidos en los tratados internacionales firmados por Moscú, “estamos llevando a cabo una revisión a fondo de todas nuestras obligaciones ante las organizaciones internacionales que muestran una actitud abiertamente discriminatoria, violan sus principios estatutarios de igualdad de derechos para los participantes, rompen las reglas y procedimientos a diario; todo ello para rehuir las reglas de consenso que existen y adoptar resoluciones contra Rusia”, informó Lavrov a los legisladores.
El jefe de la diplomacia rusa explicó que el proceso de revisión continúa, ya que se trata de cientos de acuerdos y convenciones. Rusia ya se salió de aquellos documentos que perdieron su relevancia o que introdujeron “mecanismos ilegítimos” como, puso de ejemplo, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.
“Y también se está revisando el tema de los pagos a las organizaciones donde se vulneran nuestros derechos”, agregó.
En cuanto a la versión actualizada del documento que establece los ejes programáticos de la política exterior rusa, el titular de la cancillería subrayó que la renovada Concepción “se centrará en la necesidad de poner fin al monopolio de Occidente en el ámbito internacional, que en adelante debe decidirse no en función de sus intereses egoístas, sino de un equilibrio de intereses justo y universal, como exige la Carta de la ONU (Organización de Naciones Unidas), que consagra el principio de igualdad soberana de todos los estados”.
A su juicio, “Estados Unidos y sus aliados están obsesionados con el maníaco deseo de resucitar el orden mundial neocolonial y de volver a imponer el modelo unipolar, de impedir el proceso objetivo de formación y ascenso de nuevos centros (de poder político y económico) en el mundo”.
Para Lavrov, Occidente, al tratar de impedir el desarrollo de Rusia, hace todo lo posible por hacerla retroceder décadas y “bajo la consigna de la descolonización, preparan la desintegración de la Federación Rusa”.