Bolsonaro, que es objeto de varias investigaciones que podrían obstaculizar cualquier intento de reaparición política, llegó a la capital bajo estrictas medidas de seguridad. Las autoridades trataron de evitar que se repitieran los hechos del 8 de enero cuando los partidarios que no aceptaron su derrota irrumpieron en los edificios gubernamentales. La policía de Brasilia bloqueó la vía principal hacia esos edificios.
Cientos de simpatizantes vestidos con los colores nacionales de Brasil, amarillo y verde, corearon por Bolsonaro mientras esperaban su llegada, pero su regreso no atrajo a las grandes multitudes que muchos de sus aliados esperaban.
El ex presidente dijo en su primer discurso tras aterrizar que su sucesor de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, y sus aliados “no harán lo que quieran por el destino de nuestra nación” y agregó que la izquierda sólo mantendrá el poder “por ahora, por un rato”.
Hablando frente a una pancarta que decía “hoy Brasil amaneció más fuerte”, Bolsonaro dijo que pasará todo el tiempo que sea necesario en la sede de su Partido Liberal para ayudar en la campaña para las elecciones municipales del próximo año cuando el país elija a cinco mil 500 alcaldes en todo el país.
Bolsonaro salió de Brasil justo antes del final de su mandato presidencial. Al hacerlo, rompió con la tradición al negarse a entregar la banda presidencial a su sucesor, Lula, quien ganó las elecciones de octubre con el resultado más ajustado desde el regreso de Brasil a la democracia hace más de tres décadas.
Mientras estuvo en Estados Unidos, Bolsonaro mantuvo principalmente un perfil bajo, aunque pronunció varios discursos ante expatriados brasileños y conservadores, incluso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Maryland.
El líder brasileño dijo que sus tres meses en Florida le ayudaron a tener una visión para el futuro. “Todo lo que vimos allí es lo que queremos implementar aquí. Lo más importante es la libertad”. Por primera vez en 30 años, el legislador convertido en presidente no ejerce un cargo electo.
“Vengo aquí en la posición de un anciano, una persona experimentada que será consultada por quien lo desee. Daré opiniones”, dijo Bolsonaro. “No estamos en la oposición. Estamos a favor de Brasil”.
Afuera de la sede del Partido Liberal, había seguidores de Bolsonaro.
“Bolsonaro fue el mejor presidente que hemos tenido, nunca había visto un gobierno como el suyo”, dijo Marinalva Wanderley, de 71 años, que llevó a cinco miembros de su familia desde Sao Paulo a la sede del Partido Liberal. “Creo que estuvo en Estados Unidos con Donald Trump para ver qué es mejor para Brasil y Estados Unidos. Tendremos una oposición mucho mayor (a Lula), eso seguro”.
Se esperaba que Bolsonaro hablará con legisladores en una reunión privada más tarde el jueves. Su partido dijo en un comunicado que no se esperaba que ofreciera un discurso.
Una multitud de simpatizantes del ex presidente asaltó y saqueó los edificios de gobierno más importantes de la capital el 8 de enero, una semana después de que Lula asumiera el gobierno, en un intento de derrocar al nuevo presidente.
Los esfuerzos de Bolsonaro de volver a la primera línea política podrían verse trabados por varias investigaciones, incluida una sobre si instigó el alzamiento del 8 de enero. Revelaciones recientes del diario Estado de S.Paulo sobre tres cajas de joyas valiosas supuestamente entregadas a Bolsonaro por Arabia Saudí han expuesto al exmandatario a más riesgos legales.
Su regreso a Brasil se ha retrasado varias veces y algunos habían especulado con que podría aplazarlo de forma indefinida ante sus problemas legales. Steve Bannon, antiguo aliado de Trump y considerado como un estratega de la derecha global, dijo esta semana al diario brasileño Folha de S.Paulo que Bolsonaro nunca debería haber abandonado el país, y restó importancia a las investigaciones.
Ahora que Bolsonaro ha vuelto, su primer objetivo será movilizar la oposición al gobierno de Lula, indicó Mayra Goulard da Silva, politóloga de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
“Bolsonaro decidió volver a Brasil porque no ha aparecido un líder claro de oposición al gobierno”, señaló Da Silva. De otro modo, el hueco podría haberlo llenado otra persona, apuntó.
Las elecciones municipales del año que viene son un paso importante para ganar impulso político de cara a una posible campaña presidencial en 2026. Se espera que Bolsonaro apoye a candidatos a alcalde del Partido Liberal que, si tienen éxito, pueden después aprovechar su posición para reforzarle.
Además de las pesquisas sobre los diamantes, Bolsonaro es objeto de una docena de investigaciones de cortes electorales brasileñas por sus actos en la campaña electoral del año pasado, en especial por sus afirmaciones sin base sobre que el sistema de voto electrónico era vulnerable al fraude. Si se le condena en cualquiera de esos casos, sería inhabilitado políticamente y no podría presentarse a los próximos comicios.