La policía confirmó que la explosión que mató a Fomin, de 40 años, ocurrió en el café Street Food Bar No 1, ubicado en el malecón universitario de la ciudad de San Petersburgo, y dejó un saldo de 25 heridos, 19 de ellos hospitalizados con distintos grados de gravedad.
El establecimiento solía ser, sobre todo los fines de semana, una especie de club de debates del llamado Frente Cibernético Z, que reúne a simpatizantes con blogueros que apoyan la operación militar especial de Rusia en Ucrania, y este domingo Fomin, presentado como corresponsal de guerra adscrito a las tropas rusas, estaba ofreciendo una charla sobre sus experiencias recientes en los campos de batalla.
Hasta el momento nadie ha reivindicado la autoría del atentado. Denis Pushilin, el gobernante de la autoproclamada República Popular de Donietsk, tras decir que Fomin era un auténtico patriota del Donbás y de Rusia, culpó de su muerte al régimen de Kiev: Lo mataron de una manera cobarde. Los terroristas no pueden de otra forma. El de Kiev es un régimen terrorista. Hay que aniquilarlo.
Mikhaylo Podolyak, en funciones de vocero del gobierno del vecino país eslavo, rechazó de inmediato la acusación y aseguró que Ucrania nada tuvo que ver, atribuyendo el atentado a la lucha intestina dentro de Rusia.
El Comité de Instrucción de Rusia, a cargo de la investigación, abrió una causa por asesinato (artículo 105 del Código Penal) y considera –según reportó la agencia TASS– dos hipótesis principales de cómo sucedió la deflagración: una, que el artefacto hubiese sido colocado con anterioridad cerca de donde estaba sentado Fomin y, la otra, que el explosivo estuviera dentro de una estatuilla que entregó al bloguero una mujer aún no identificada, pero de la cual distribuyó un fotograma al momento de hacer uso de la palabra, extraído de un video grabado por el canal REN TV.
Varios testigos señalaron que la explosión ocurrió tres o cinco minutos después de que la mujer regaló la estatuilla a Fomin, aunque regresó a su mesa y abandonó el local sólo cuando se produjo el atentado y los asistentes, que no resultaron heridos, corrieron hacia la salida.
El café, según el portal de noticias petersburgués Fontanka, está registrado como parte del consorcio Concord, propiedad del magnate Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo de mercenarios Wagner. En junio del año pasado el polémico empresario confirmó que se lo cedió a ”unos muchachos estupendos” que coordinan el Frente Cibernético Z y ayudan a su patria a derrotar a los nazis y a vencer en esta gran guerra del siglo XXI, la guerra de Rusia contra el mal.
De acuerdo con el politólogo Konstantin Dolgov, el empresario tenía previsto acudir a la charla de Fomin, aunque finalmente cambiaron sus planes y no pudo llegar.
Originario de la localidad de Makiivka, en Donietsk, Fomin, tras escapar de la cárcel en 2014 –cumplía condena por atracar un banco–, se incorporó como combatiente al batallón Vostok, una de las milicias separatistas que se enfrentaron al ejército ucranio y los grupos ultranacionalistas de corte neonazi en la guerra civil de ese año hasta la tregua de los acuerdos de Minsk.
A partir del 24 de febrero de 2022, ya bajo el seudónimo de Vladlen Tatarsky, se convirtió en uno de los más férreos defensores en las redes sociales de la operación militar especial y, de un tiempo para acá, se distinguió por lanzar duras críticas a la cúpula del ejército ruso, coincidiendo con las posiciones de Prigozhin.
Fomin asistió como invitado a la ceremonia en el Kremlin que, en septiembre de 2022, formalizó la anexión de las cuatro regiones (incompletas) de Ucrania, ocasión que subió a su cuenta en Telegram este mensaje: Venceremos a todos, mataremos a todos y vamos a saquear a quien se lo merezca. Todo va a salir como nos gusta hacer. ¡Adelante, que Dios nos bendiga!”.