La elección, según algunos analistas, se convirtió también en un juicio a la marcha de gobierno del presidente Gabriel Boric, agobiado por una crisis de seguridad pública, el ingreso ilegal de migrantes y por una situación económica que es percibida como mala por la alta inflación (13 por ciento en 2022) y el bajo desempeño de la economía.
El gran vencedor de la jornada fue el ultraderechista Partido Republicano, defensor de la dictadura de Augusto Pinochet y contrario a remplazar la Carta Magna heredada de aquella, que se convirtió en la primera fuerza política del país. Los ultraderechistas sumaron 35.4 por ciento de los sufragios para obtener 22 de los 50 consejeros, lo cual les facilita controlar el proceso porque superan los dos quintos del Consejo Constitucional.
El líder de republicanos, José Antonio Kast, en el discurso de la victoria, declaró: “hoy podemos respirar un poco más tranquilos, más aliviados y decir con responsabilidad y con esperanza que hoy es el primer día de un futuro mejor para nuestro país, es el primer día de un nuevo comienzo para Chile”; prácticamente adelantado una tercera carrera presidencial en 2025.
Aseguró que “no hay nada que celebrar porque Chile no está bien, porque los chilenos no estamos bien”, aunque “podemos estar contentos porque logramos una meta importante, pero no es tiempo de celebrar ni de dividir al país, es tiempo sobre todo de trabajar en unidad por el bien de Chile”, añadiendo que hoy “triunfaron las ideas del sentido común”.
Según Kast, “Chile ha derrotado a un gobierno fracasado, eso hay que decirlo fuerte y claro, incapaz de enfrentar la crisis de la inseguridad migratoria”.