Corriendo contrarreloj para aprobarlo antes de la medianoche del viernes, la Cámara de Representantes acordó en una rara muestra de unidad mantener las luces encendidas al menos hasta el 1 de marzo.
Momentos antes la medida había sido aprobada por el Senado.
Los líderes de la Cámara Alta propusieron la llamada “resolución continua” en un momento en que los trabajadores públicos se preparaban para volver a casa sin cobrar.
El cierre parcial afectaría las funciones del Gobierno, desde las operaciones militares hasta la ayuda alimentaria y la formulación de políticas federales.
Las previsiones de una brutal tormenta invernal complicaron aún más las negociaciones, ya que el Congreso anunció que cancelaría las votaciones del viernes por la nieve.
El Servicio Meteorológico Nacional pronosticaba hasta 10 centímetros de nieve en los suburbios de Washington durante la noche.
Redoblan esfuerzos
Con el dinero para muchos departamentos a punto de agotarse, los legisladores en Washington redoblaron sus esfuerzos para aprobar la legislación y que le llegue a la mesa del Presidente Joe Biden antes las 23H59 locales del viernes.
La ley permitirá al Gobierno seguir financiando el gasto estatal hasta principios de marzo, lo que dará tiempo al Congreso para acordar un presupuesto más amplio y los detalles del gasto.
La incapacidad recurrente del Congreso para aprobar un presupuesto para el año fiscal (que comenzó hace cuatro meses) ilustra la naturaleza disfuncional del aparato institucional estadounidense.
A menudo se recurre a medidas de financiación adoptadas por periodos cortos para evitar la parálisis presupuestaria.
El texto votado el jueves fue objeto de agrias negociaciones entre los republicanos, que tienen mayoría en la cámara baja, y los demócratas, con mayoría en el Senado.
A principios de enero, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, anunció un acuerdo con los demócratas que establece en unos 1.6 billones de dólares el presupuesto federal para el año fiscal de 2024.
El desacuerdo entre ambos partidos se centra en las partidas de gasto.
Biden pidió al Congreso un paquete de seguridad nacional de 106 mil millones de dólares que incluye ayuda militar principalmente para Ucrania e Israel.
Pero los republicanos reclaman a cambio un endurecimiento de la seguridad en la frontera y restricciones a la migración.
Los líderes de ambos partidos en el Senado apoyan la ayuda a Ucrania, pero varios legisladores republicanos en la Cámara sostienen que ese apoyo no favorece los intereses de Estados Unidos.