Los principales sindicatos agropecuarios, que consideran insuficientes los anuncios del gobierno a favor del sector, anunciaron que prevén un cerco de la capital por una duración ilimitada a partir de hoy.
Para impedir que bloqueen la capital, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, reunió ayer a los directores generales de la policía y la gendarmería, y al encargado de la policía de París. El ministro reiteró su petición de moderación de la policía frente a los agricultores.
Dijo que ordenó a las fuerzas de seguridad evitar cualquier bloqueo del Mercado Internacional Rungis –que abastece a la capital y a la región circundante de gran parte de sus alimentos frescos– y de los aeropuertos de París, y que prohibieran a cualquier convoy de agricultores el ingreso a la capital y a otras ciudades. Señaló que helicópteros vigilarán las caravanas de tractores.
Darmanin indicó que probablemente las ocho autopistas que llegan a París serán bloqueadas a partir de este mediodía, y pidió a los conductores de automóviles y camiones anticiparse a los bloqueos. Las dificultades, obvio serán muy importantes, comentó.
Agricultores del sindicato Coordinación Rural de la región de Lot-et-Garonne, donde se originaron las protestas, dijeron que planean usar sus tractores para dirigirse hacia el Mercado Internacional Rungis.
Los agricultores denuncian en particular la caída de los ingresos, las bajas pensiones, la bucrocracia para trámites, la inflación de las normas y la competencia extranjera con importaciones baratas.
El presidente del principal sindicato agrícola del país, la FNSEA, Arnaud Rousseau, llamó a la calma y a la determinación. No puede haber otros accidentes, declaró, refiriéndose a lo ocurrido a principios de esta semana en el suroeste del país, donde una agricultora y su hija murieron atropelladas por un vehículo que intentó atravesar una barricada. Pero también advirtió que ésta será la semana de todos los peligros.
El gobierno anunció el viernes una serie de medidas rechazadas por los campesinos, que incluyen simplificar de forma drástica algunos procedimientos técnicos y eliminar de forma progresiva los impuestos al diésel para vehículos agrícolas.
El nuevo primer ministro, Gabriel Attal, visitó una granja en la región central de Indre y Loira. Reconoció que los agricultores están en una situación difícil, porque “por un lado decimos ‘necesitamos calidad’, y por el otro ‘queremos precios cada vez más bajos’”.
Lo que está en juego es encontrar soluciones a corto, medio y largo plazos, dijo, porque necesitamos a nuestros agricultores.
Protestan labriegos en varias ciudades europeas
La ira de los labriegos franceses se hace eco de la de sus homólogos alemanes, movilizados desde finales de diciembre contra la reforma de la fiscalidad del diésel agrícola decidida por el gobierno de Olaf Scholz.
También agricultores belgas bloquearon con tractores el tránsito de la autopista E42 en el norte de Namur, ciudad en el sur del país.
Los agricultores se quejan de que la legislación europea estrangula su negocio, la inflación baja sus niveles de vida y las importaciones baratas destruyen la competencia. Se han registrado protestas similares en Polonia, Rumania y Países Bajos.