El mandatario se reunió con asesores del Consejo de Seguridad Nacional en la Sala de Crisis de la Casa Blanca para examinar los acontecimientos del domingo y la posible respuesta.
Entre las opciones que el Pentágono le habría dado al presidente figura la de atacar al grupo responsable, pero muchos en Estados Unidos considerarían esta opción débil y no tocaría el meollo del problema, Irán, al que Washington señala como el patrocinador de la Resistencia Islámica en Irak, que reividicó el bombardeo.
También se propuso una acción contra el cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní en la región fuera de la república islámica, y contra activos iraníes.
Biden no sólo sopesa los factores geopolíticos, sino también las consideraciones políticas internas en un año electoral.
Al cierre de esta edición el jefe de Estado estadunidense aún no tomaba una decisión.
El ataque, que el gobierno estadunidense atribuye a milicias vinculadas a Irán, añade otro nivel de complejidad a una situación ya tensa en Medio Oriente, mientras Biden trata de evitar que la guerra de Israel contra la franja de Gaza derive en un conflicto regional más amplio.
En ese contexto, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, reiteró ayer más temprano que Estados Unidos no busca involucrarse en otro conflicto. Dijo a la televisora NBC: Ni toleraremos ataques contra fuerzas estadunidenses, y tomaremos todas las acciones necesarias para defender a Estados Unidos y a nuestros soldados.
Confusión con el dron
Dos funcionarios del Pentágono revelaron que el dron que impactó en la base estadunidense en Jordania no fue derribado porque al parecer fue confundido con uno estadunidense que regresaba a la instalación.
Los funcionarios, que pidieron no ser identificados, indicaron que cuando el dron enemigo volaba a poca altura, el dron estadunidense regresaba a la base y por ello no hubo un intento de derribarlo.
Uno de los remolques en los que duermen los soldados recibió la mayor parte del impacto.