"Estoy muy contenta de haber podido concluir importantes acuerdos con Brasil, Perú, Ecuador y Colombia esta semana", sostuvo la ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, al término de una gira por estos países latinoamericanos.
Estos acuerdos permitirán una "cooperación operativa directa", agregó, citada en un comunicado.
Mucha de la droga que se consume en Europa proviene de Latinoamérica.
El año pasado, el puerto belga de Amberes, uno de los principales puntos de entrada al continente europeo para los cárteles, interceptó 116 toneladas de cocaína, un récord. En Róterdam, en Países Bajos, se decomisaron 59 toneladas, y en Alemania, unas 35.
El millonario negocio de las drogas conduce a una "increíble espiral de violencia, que también estamos viendo en partes de Europa y queremos evitar en Alemania a cualquier precio", advirtió Faeser.
La elevada demanda de cocaína en Europa contribuye al mismo tiempo a "la violencia brutal, el tráfico de personas, la corrupción y la destrucción medioambiental" en los países de origen y de tránsito, añadió la ministra.
En el caso de Brasil, se acordó llevar a cabo investigaciones conjuntas. Y en Perú, Faeser firmó una declaración de intenciones con la presidenta Dina Boluarte para alcanzar un acuerdo de seguridad.
Alemania destinará por primera vez a un funcionario de la Oficina Federal de Investigación Criminal a Ecuador, pese a "la tensa situación de seguridad" en el país, para intercambiar informaciones directamente con las autoridades locales, según el Ministerio.
Berlín también reforzó la cooperación policial con Colombia a través de una declaración conjunta firmada por las autoridades de ambos países.
Además de la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, esta cooperación entre Alemania y estos cuatro países latinoamericanos busca frenar el tráfico de armas, la trata de seres humanos, el blanqueo de dinero y los delitos medioambientales.