Arrancó así el primer juicio criminal de un ex presidente en la historia de Estados Unidos, con lo cual existe la posibilidad de que ocurran otros dos hechos sin precedente: podría ser el primer candidato de uno de los dos partidos nacionales principales declarado culpable y hasta el primer presidente criminalmente convicto (la Constitución no prohíbe que un criminal culpable ocupe la presidencia).
Después de horas de resolver solicitudes y demandas de fiscales y abogados del acusado, el juez Juan Merchan empezó el lento proceso de seleccionar a los 12 integrantes del jurado más seis alternos, proceso que durará varios días. La dificultad es encontrar a 18 ciudadanos que muestren suficiente imparcialidad para evaluar y emitir veredicto sólo sobre los méritos del caso y los 34 cargos criminales, algo difícil dado el perfil del personaje en el banquillo de los acusados. Ayer fueron entrevistados los primeros 96, y ninguno fue seleccionado.
Más aún, el juez ha ordenado que una vez seleccionados los 18 integrantes del jurado, sus identidades serán mantenidas en el anonimato (sólo el juez, los fiscales y los abogados de defensa sabrán sus nombres), precaución necesaria dado incidentes anteriores de amenazas de violencia y hasta muerte de fanáticos de Trump contra quien se atreva a criticarlo o acusarlo, incluyendo jueces, fiscales, testigos y sus familias.
Trump tendrá que dedicarse a su juicio (sesionará cuatro días a la semana, menos los miércoles) y a su proselitismo electoral el resto del tiempo, aunque ya está usando el proceso como parte de su campaña. Al concluir la sesión de ayer, su campaña de inmediato emitió un boletín y declaró: salí furioso –o sea, lo dejaron salir– del tribunal farsa de Biden solicitando apoyo financiero porque nunca me rendiré.
Poco antes de entrar al tribunal ayer, hizo declaraciones reiterando que éste es un ataque contra un opositor político del presidente Joe Biden y los demócratas. Afirmó: cuando entre a ese tribunal, sé que tendré el amor de 200 millones de estadunidenses conmigo.
Las calles y una plaza frente al edificio de los tribunales estaban protegidas con barreras y policías, y alrededor de la hora de la llegada del acusado, un helicóptero de la policía sobrevolaba la zona. Mientras, en la plaza, unos 50 simpatizantes de Trump con gorras de Make America Great Again ondeaban banderas entre las cuales había una que decía Trump o muerte y otra Trump 2024. Salven a Estados Unidos.
Un contingente de unas 40 personas ofrecía otro mensaje: Nadie sobre la ley y pancartas denunciando a Trump y exigiendo justicia. En un cartel se leía: Trump se acostó con una estrella de porno y se cogió a los votantes. Cámaras y periodistas transmitían la escena frente al tribunal y otros pocos estaban dentro reportando sobre el proceso, incluyendo que el ex presidente pareció quedarse dormido durante parte de la sesión.
Los cargos criminales que enfrenta están centrados en que los pagos a la estrella de pornografía Stormy Daniels fueron disfrazados como gastos empresariales y encubrieron así lo que los fiscales dicen que son violaciones a las leyes electorales (Trump estaba haciendo los pagos para evitar que esas acusaciones dañaran su campaña electora). La pena máxima, si es declarado culpable de todos los cargos, es una condena de cuatro años de prisión.
El juicio procederá lentamente con la selección del jurado, pero una vez encaminado, todos estarán esperando a las estrellas de este proceso. Entre los testigos que se presentarán en este juicio para ofrecer evidencia contra el acusado estarán Stormy Daniels, Michael Cohen, el ex abogado de Trump encargado de entregar los pagos; Karen McDougal, ex modelo de Playboy que dice que tuvo una relación extramarital con Trump durante meses y a quien también le pagaron para guardar silencio, y hasta un portero de la Torre Trump que intentó vender una versión de que el magnate había tenido un hijo ilegítimo.
Así comienza el único de los cuatro juicios criminales que enfrenta Trump –con un total de 88 cargos que incluyen interferencia electoral y manejo ilegal de documentos oficiales clasificados–que está procediendo por ahora.