En la última década, es decir desde el año 2015, Cataluña ha celebrado cinco elecciones autonómicas, al estar inmerso en uno de los periodos políticos más convulsos de su historia reciente. En estos comicios hay dos claros favoritos, que representan a su vez dos proyectos antagónicos: el ex presidente Carles Puigdemont, de Junts per Catalunya (JxCat), que ha hecho la campaña desde Bruselas y el sur de Francia, que todavía no puede pisar suelo español si no quiere ser detenido por los tribunales de justicia y que aboga por retomar con más brío el proyecto hacia una república independiente y fuera del Estado español.
La segunda opción, que según las encuestas es la más probable, es la que representa el aspirante del Partido Socialista de Cataluña (PSE), Salvador Illa, que en el mejor de los escenarios obtendrá 43 diputados. Es decir, 15 menos de los necesarios para sacar adelante su investidura, con lo que se abre un abanico de posibilidades para los futuros pactos de gobierno o, en su defecto, de investidura.
El gran derrotado de estos comicios, siempre según las encuestas, será el actual presidente autonómico, Pere Aragonés, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que pasará de ser la fuerza más votada en las elecciones del 2021 a un tercer puerto, y de tener 33 diputados bajará a los entre 20 y 23.
Con este escenario político, en el que también está por ver el nivel de participación electoral, que todo apunto que será de los más bajos de la historia reciente, el futuro de Cataluña se debatirá entre un gobierno independentista presidido por Puigdemont y apoyado por el resto de partidos soberanistas, es decir ERC y la Candidatura de Unidad Popular (CUP). O un gobierno liderado por el socialista Illa y apoyado por las otras formaciones de izquierda predominantes en la región, es decir ERC y la coalición de Comuns Sumar. Siempre y cuando los resultados definitivos den los votos necesarios.
En estos comicios también irrumpirá con fuerza la cara la extrema derecha en Cataluña, tanto la de los votantes de la opción españolista, es decir de Vox, como de los independentistas, que tienen en Alianza Catalana la opción ultra y xenófoba similar a la que se expande por Europa. Según las encuestas, entre estos dos partidos podrían llegar a los 15 diputados y representar a más de 400 mil votantes.