Tras recabar entrevistas con víctimas, esta organización reveló que China está reprimiendo de manera transnacional, pues diversos estudiantes chinos en el extranjero reportaron que sus familias fueron amenazadas después de que acudieron a eventos como:
Conmemoraciones de las protestas
Tragedia de la Plaza de Tiananmen de Pekín, ocurrida en 1989
Amnistía Internacional explicó que “las amenazas contra miembros de la familia en China continental incluyeron la anulación de sus pasaportes, despidos, no poder obtener una promoción laboral o las prestaciones de jubilación, incluso la limitación de su libertad física”.
Al ser cuestionado sobre este informe, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China lo calificó de “difamación puramente maliciosa”.
“Cualquier medio de comunicación objetivo constataría que la gran mayoría de los ciudadanos chinos están orgullosos del desarrollo y la fortaleza de la patria”, aseguró el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin.
Antes de este informe, las autoridades chinas rechazaron otras acusaciones sobre ejercer control de sus ciudadanos que viven en el extranjero, afirmando que respeta la soberanía de otros países y actúa dentro de la ley.
Los estudiantes entrevistados también informaron que se les prohibió publicar mensajes en las redes sociales chinas y que fueron vigilados. Estas plataformas chinas son a menudo la única forma que tienen estos estudiantes de comunicarse con sus familiares, debido a las restricciones de algunas otras redes sociales internacionales en el país asiático.
Un estudiante contó a Amnistía Internacional que la policía había mostrado a sus padres “transcripciones de sus conversaciones en WeChat (una red social china de mensajería) con familiares”.
Los estudiantes dijeron que se autocensuraban activamente durante las interacciones sociales y se quejaron de problemas de salud mental causados por la sensación de vigilancia constante, con síntomas que van “desde el estrés y el trauma hasta la paranoia y la depresión”.