Un electorado cansado daba su veredicto sobre el Partido Conservador del primer ministro, Rishi Sunak, que lleva en el poder desde 2010.
Sunak hizo el breve recorrido desde su casa para votar en el Kirby Sigston Village Hall, en su circunscripción de Richmond. Llegó con su esposa, Akshata Murty, y ambos caminaron de la mano por el edificio rodeado de campos de cultivo.
El Partido Laborista de centroizquierda, liderado por Keir Starmer, ha mantenido una ventaja considerable en los sondeos de opinión durante meses, aunque los líderes laboristas han advertido a la gente que no dé por sentado el resultado, temerosos de que sus partidarios se queden en casa.
“Cambio. Hoy pueden votar por él”, escribió el jueves en la red social X.
Un par de horas después de publicar ese mensaje, Starmer entró de la mano de su esposa, Victoria, en un centro de votación en la sección londinense de Kentish Town para votar. Salió por una puerta trasera, lejos de la vista de una multitud de vecinos y periodistas reunidos en el lugar.
Los conservadores han reconocido que el laborismo parece encaminarse a una victoria e instado a los votantes a no entregar una “supermayoría” al partido.
En los últimos días de campaña, Sunak insistió en que “el resultado de estas elecciones no es una conclusión inevitable”.
Pero en un mensaje a los votantes el miércoles, Sunak dijo que “si hemos de creer los sondeos, el país se levantaría mañana con una supermayoría laborista lista para esgrimir su control sin frenos”. Instó a los británicos a apoyar a los conservadores para limitar el poder de los laboristas.