Los manifestantes concentrados frente al hotel Holiday Inn rompieron las ventanas del edificio y prendieron fuego a enseres en una de sus fachadas a pesar de la presencia policial, según recogen los medios británicos. Los participantes también lanzaron objetos a los agentes, incluidas sillas, y se difundieron imágenes de un policía siendo atendido dentro del hotel. Finalmente los asistentes lograron irrumpir en el edificio.
Mientras, en Liverpool, donde se quemó una librería, y en Southport se activaron dos Órdenes de la Sección 60 desde las 14 horas del domingo y hasta las 2 horas del lunes por las que los agentes tienen poderes excepcionales para parar y registrar a individuos sospechosos y evitar así una escalada de la violencia.
También hubo disturbios en lugares como Cleveland, donde un grupo de manifestantes rompió el cerco policial a las 15 horas y provocó el cierre de varios comercios del centro de la localidad.
Igualmente en Middlesbrough se realizaron protestas en la tarde del domingo.
En Bristol la Policía informó de 16 detenciones y abrió una investigación por los disturbios violentos ocurridos la pasada noche en el centro de la ciudad. Se presentaron cargos por reyerta, desorden público agravado por racismo, crueldad animal, agresión a un trabajador de los servicios de emergencia y desórdenes violentos. Un caballo de la Policía recibió un puñetazo y dos perros policías recibieron patadas.
"Tenemos una larga tradición facilitando las protestas pacíficas en Bristol, pero lo que vimos anoche no era una protesta y jamás aceptaremos esas escenas vergonzosas", afirmó el inspector jefe de la Policía de Bristol, Vicks Hayward-Melen. "Los responsables pueden esperar que pronto estemos ante su puerta. Vamos a identificar y a llevar ante la justicia a los responsables de esta violencia criminal y estos desórdenes", advirtió.
El sábado fueron detenidas más de un centenar de personas en los disturbios ocurridos durante las concentraciones de extrema derecha, a menudo contestadas por contramanifestaciones antifascistas.
Violencia callejera impulsada por ultraderecha desvía recursos, explica la policía
La policía advirtió este domingo que los esfuerzos por lidiar con la violencia que estalló en ciudades y pueblos en los últimos días, tras un ataque con cuchillo en una clase de danza que dejó tres niñas muertas y varios heridos, implica que otros crímenes podrían no investigarse adecuadamente.
La advertencia llegó al día siguiente de que docenas de personas fueran detenidas tras choques entre activistas de ultraderecha y manifestantes contra el racismo en todo Reino Unido. Se registraron episodios violentos en muchos lugares de Reino Unido, desde la capital de Irlanda del Norte, Belfast, a Liverpool, en el noroeste de Inglaterra, y Bristol, al oeste. Se esperaba que hubiera más detenciones conforme la policía revisaba imágenes de cámaras de seguridad, redes sociales y cámaras corporales de los agentes.
El alcalde de la ciudad de Liverpool Steve Rotherdam, expresó que el ataque no había sido sólo contra el edificio, sino “contra nuestra misma comunidad” y “un insulto a esas familias aún de luto y los sobrevivientes que tratan de asimilar el ataque del lunes”.
Había más aglomeraciones convocadas para el domingo y la policía mantendrá un despliegue de seguridad significativo, con miles de agentes más en las calles, muchos con material antimotines. La policía también dejó disponibles más celdas de prisión y emplea tecnología de vigilancia y reconocimiento facial.
“Estamos viendo agentes a los que se saca de la labor policial cotidiana”, comentó a la BBC Tiffany Lynch, de la Federación Policial de Inglaterra y Gales. “Pero mientras ocurre esto, las poblaciones que están ahí fuera tienen incidentes contra ellos, (son) víctimas de crímenes, por desgracia esos crímenes no se están investigando”.
La violencia estalló esta semana, en teoría en protesta por el ataque del lunes en Southport. Un adolescente de 17 años fue detenido.
En internet se difundieron rumores falsos sobre que el joven era musulmán e inmigrante, lo que avivó la indignación entre seguidores de la ultraderecha. Aunque los sospechosos menores de 18 años no suelen ser identificados en Reino Unido, el juez Andrew Menary ordenó que Axel Rudakubana, nacido en Gales de padres ruandeses, fuera identificado en parte para frenar la desinformación.
La policía dijo que muchas de las aglomeraciones estaban siendo organizadas en internet por grupos de ultraderecha herméticos que movilizaban apoyos con frases como “ya basta”, “salvemos a nuestros hijos” y “detengan los barcos”. También se esperaban contramanifestaciones de la organización Stand Up To Racism (Plantemos cara al racismo).
Las convocatorias de protestas proceden de un grupo difuso de cuentas en redes sociales, pero una persona clave a la hora de amplificarlas ha sido Stephen Yaxley-Lennon, un veterano agitador de ultraderecha que utiliza el nombre Tommy Robinson. Lideró la Liga Inglesa de Defensa, a la que la policía de Merseyside vinculó con la protesta violenta en Southport del martes, al día siguiente del ataque a la clase de danza. El grupo apareció en torno a 2009, cuando lideró una serie de protestas contra lo que describía como el islam militante que a menudo derivaban en violencia.
La membresía y el impacto del grupo declinaron tras unos pocos años y Yaxley-Lennon, de 41 años, enfrentó sucesivos problemas legales. Fue encarcelado por agresión, desacato a la corte y fraude hipotecario, y ahora enfrenta una orden de arresto tras salir del país la semana pasada antes de una vista por un proceso de desacato en su contra.
Muchos también señalaron a Nigel Farage, que fue elegido al parlamento en julio por primera vez como líder de Reformar Reino Unido, por fomentar —de forma indirecta— el sentimiento contra los inmigrantes que se hizo patente en los últimos días. Aunque condenó la violencia, criticó al gobierno por atribuirla a “unos pocos bribones de ultraderecha” y dijo que “la ultraderecha es una reacción al miedo (...) compartido por decenas de millones de personas”.
Los manifestantes de ultraderecha protagonizaron varios tumultos violentos desde el apuñalamiento. El martes chocaron con la policía ante una mezquita en Southport, cerca del lugar del macabro ataque, y al día siguiente arrojaron latas de cerveza, botellas y bengalas cerca de la oficina del primer ministro en Londres. Muchos vecinos de Southport expresaron su indignación por los actos organizados de violencia tras la tragedia.
El ataque del lunes contra niños que participaban en una clase veraniega de danza centrada en Taylor Swift conmocionó a un país donde los crímenes con armas blancas son un problema arraigado y persistente, aunque los apuñalamientos masivos son poco habituales.
Rudakubana fue acusado de asesinato por el ataque que mató a Alice Dasilva Aguiar, de 9 años, Elsie Dot Stancombe, de 7, y Bebe King, de 6. También está acusado de 10 cargos de intento de asesinato por los ocho niños y dos adultos que resultaron heridos.
El nuevo primer ministro del país, Keir Starmer, atribuyó la violencia al “odio de ultraderecha” y prometió poner fin al caos. Añadió que la policía en todo Reino Unido recibiría más recursos para poner fin a “una ruptura de la ley y el orden en nuestras calles”.
La ministra responsable de la policía, Diana Johnson, dijo a la BBC que “no hay necesidad” de movilizar al ejército para ayudar a la policía en sus esfuerzos de controlar la violencia.
“La policía ha dejado muy claro que tiene todos los recursos que necesita en este momento”, afirmó.