Ante miles de militares vestidos con atuendos revolucionarios y otros tantos que aguardaban el arranque de la parada tradicional, el mandatario agregó que desvincularse del pueblo implicaría el riesgo de “convertirnos en simples títeres o peleles de quienes ya se habían acostumbrado a robar y a detentar el poder económico y político en nuestro país, ya se sentían los dueños de México”. Con el pleno de su gabinete en el estrado, hizo el enésimo reconocimiento a la lealtad de las fuerzas armadas.
Casi tres horas consumió la ceremonia para recordar la gesta revolucionaria, en la que, siempre afecto a la historia, el Presidente hizo una larga disertación del Porfiriato, con énfasis en que fue el origen de la corrupción al amparo del poder público.
Fue también un gobierno proclive a beneficiar a los sectores acomodados en detrimento de campesinos, obreros e indígenas, contra quienes el régimen de Porfirio Díaz cometió uno de los “episodios más vergonzosos de nuestra historia” con la masacre de 15 mil yaquis.
“Son varias las lecciones que nos dejó la Revolución, pero hay dos enseñanzas mayores: una es que las dictaduras o las oligarquías no garantizan la paz ni la tranquilidad social. Y la otra es que los gobiernos democráticos sólo pueden tener éxito si atienden las demandas de las mayorías y, en consecuencia, consiguen a cambio, como recompensa, el apoyo del pueblo”, dijo López Obrador.