"Dejen de lado la política y permitan que realicemos nuestra tarea humanitaria", dijo en una entrevista con AFP El-Mostafa Benlamlih, coordinador de Naciones Unidas en Siria.
"No podemos permitirnos el lujo de esperar y negociar", insistió.
"Requerimos libre acceso, necesitamos todo el apoyo", para ayudar a la población del noroeste de Siria, añadió Benlamlih.
"Necesitamos el apoyo de todas las partes interesadas para facilitar el acceso, sea al noroeste o en el resto de Siria", agregó.
El sismo aumentó el desafío planteado por las organizaciones humanitarias para ayudar a la población siria, en particular en la zona rebelde de Idlib (noroeste).
Casi toda la ayuda humanitaria destinada a las zonas rebeldes es llevada desde Turquía por el cruce de Bab al-Hawa, que fue afectado por el sismo, según la ONU.
Trasladar la ayuda a partir del territorio sirio controlado por Damasco es difícil diplomáticamente.
Esto supone también que el régimen autorice entregar suministros a la población de la zona rebelde y que los beligerantes lleguen a acuerdos para la distribución.
Siria fue devastada por una guerra civil desde 2011 que causó medio millón de muertos y desplazó a millones de personas.