"Los países de la OTAN están de acuerdo en que Ucrania se convierta en miembro de la alianza, pero es una perspectiva a largo plazo", afirmó Jens Stoltenberg durante una visita a Finlandia, candidata a la adhesión.
La entrada de Ucrania en la OTAN es una línea roja absoluta para Moscú, que precisamente se valió de esa posible adhesión para justificar su invasión.
"La cuestión ahora es garantizar que Ucrania siga siendo una nación independiente y soberana, y para eso tenemos que apoyar a Ucrania", argumentó Stoltenberg ante la prensa.
"La guerra del presidente Putin en Ucrania continúa, y no hay ninguna señal de que vaya a cambiar de planes. Quiere controlar Ucrania y no se prepara para la paz, sino para más guerra", insistió el jefe de la alianza militar occidental.
Igualmente, "debemos encontrar marcos que garanticen que el presidente Putin y Rusia no vuelven a invadir Ucrania", dijo al lado de la primera ministra finlandesa, Sanna Marin.
Stoltenberg añadió por otro lado que "ha llegado la hora" de que Turquía y Hungría ratifiquen la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN.
Ankara y Budapest son los únicos de los 30 miembros de la OTAN que no han validado aún la entrada de los dos países nórdicos en la alianza.
Al calor de la guerra de Ucrania y temerosas de su seguridad, tanto Suecia como Finlandia dieron el paso de pedir la entrada en la alianza y acabar con décadas de neutralidad militar.
"Tanto Finlandia como Suecia han cumplido con lo que habían prometido en su acuerdo trilateral con Turquía el pasado junio en Madrid", insistió el secretario general de la OTAN.
Ankara está bloqueando especialmente la entrada de Suecia, y podría ratificar solamente la adhesión de Finlandia.