Acompañados de perros, grupos de socorristas y lugareños excavan entre los escombros con la esperanza de encontrar sobrevivientes, después de que un pedazo gigantesco de la montaña se desprendiera la noche del domingo en Alausí, en la provincia de Chimborazo, a unos 300 km al sur de Quito.
De acuerdo al último balance oficial, el corrimiento de tierra dejó 7 fallecidos, 23 heridos, 64 desaparecidos y 163 casas afectadas por la avalancha de lodo.
Hay una "acumulación de toneladas y toneladas de tierra" que "dificulta la supervivencia de las víctimas", dijo a la AFP Fernando Yanza, uno de los bomberos que trabaja en el lugar.
La tierra acumulada "les quita el poco espacio de oxígeno y ese es el principal problema" que enfrentan las personas atrapadas, explicó Yanza tras salir de una excavación de cuatro metros de profundidad sin encontrar señales de vida.
"A medida que se va cavando, se vuelve más peligroso" porque el terreno es inestable, lamentó.